Un charlatán, en su acepción de embaucador,a es aquel que con su discurso persigue la venta, muchas veces fraudulenta, de algún tipo de producto, remedio, elixir, ideología, etc.
Puede llegar a usarse como sinónimo de estafador o embuidor que con la locuacidad o verbosidad de su discurso persigue el engaño, como en el caso de algunas personas que en siglos pasados se dedicaban a la venta ambulante, como los históricos sacamuelas.
La etimología de esta palabra proviene del italiano «ciarlatano» (del verbo «ciarlare», charlar), que en Francia se aplicaría con el término «charlatan» –voz que con la misma grafía se encuentra en castellano inglés y otras lenguas– al vendedor de medicinas que ocasionalmente anunciaba su presencia mediante música y un pequeño espectáculo en directo.
Entre los míticos charlatanes parisinos estuvo Antoine Girard (el “doctor Tabarin”), actor y mago que llegó a disponer de un escenario fijo en la Place Dauphin de París en el inicio del siglo xvii, como hicieron populares algunas obras y montajes de la «Comédie Italienne» y algunos personajes de Molière (además de las Fábulas de La Fontaine de 1668, traducidas y adaptadas por Samaniego). En el tipo fabulado se abre así su retrato: