Mirador Comastri

El Mirador Comastri de la Ciudad de Buenos Aires

El Mirador Comastri de la Ciudad de Buenos Aires

El Mirador Comastri de la Ciudad de Buenos Aires

En el barrio porteño de Chacarita, mas específicamente entre las calles Loyola, Fitz Roy, Bonpland y Aguirre, se halla el renombrado Mirador de Comastri sobresaliendo de un bello edificio de estilo italiano.

El Mirador Comastri de la Ciudad de Buenos Aires

En el predio hoy funciona la Escuela de Educación Técnica N° 34 “Ing. Enrique Martín Hermitte”, cuya comunidad escolar es firme defensora de su preservación. El edificio fue declarado Monumento Histórico.

Bonpland 1001-1099, Chacarita, Ciudad de Buenos Aires.

Mirador Comastri, Chacarita, Ciudad de Buenos AiresMirador Comastri, Chacarita, Ciudad de Buenos Aires

Mirador Comastri, Chacarita, Ciudad de Buenos Aires

El Mirador Comastri de la Ciudad de Buenos Aires

El edificio estuvo muchos años en una situación deplorable, hasta que se realizaron obras de restauración del mismo.


La obra se dividió en dos etapas: la primera comprendió la reconstrucción parcial e impermeabilización de todas las cubiertas del edificio y la ejecución de los cierres provisorios de aberturas. La segunda etapa incluyó la restauración de toda la envolvente (revoques exteriores, premoldeados, carpinterías y herrería externa, cúpula del mirador, baldosas de azoteas); la rehabilitación de la galería de frente, los locales en planta baja, acceso a través de las escaleras al mirador y la construcción de un núcleo sanitario para el público.

Historia:

Don Agustín Comastri lo edifico en el Siglo XIX (circa 1875). Comastri nacio en Gragnano, en la región de Toscana, Italia, el día 30 de enero de 1830. El joven Agustín tenía en su pueblo natal una novia de casi 20 años de edad, Clementina Cataldi, con quien se prometió en matrimonio, y con tal decisión salió el futuro agricultor hacia la Argentina soñada.

Ya en Buenos Aires, se casaron en la Iglesia Nuestra Señora de La Piedad del barrio de San Nicolás, en el año 1861. Después de vivir algún tiempo en la ciudad deciden comprar tierras en la Chacarita de los Colegiales, en ese entonces Provincia de Buenos Aires, viviendo algunos años en una sencilla casita antes de construir esta residencia.

La re­si­den­cia se cons­tru­yó en el cen­tro de la man­za­na. El edi­fi­cio era de plan­ta cua­dra­da y en el fren­te tiene una ga­le­ría sos­te­ni­da por co­lum­nas de hie­rro. Hay lue­go otros dos pi­sos de igual di­se­ño, que disminuyen en sus di­men­sio­nes y en lo al­to se des­ta­ca, imponente el mi­ra­dor que ha da­do nom­bre a la ca­so­na. Ese re­cin­to, muy pe­que­ño, es­tá or­na­men­ta­do con cris­ta­les de co­lo­res y en lo al­to se veía un pa­ra­rra­yos, que fue el pri­me­ro en ins­ta­lar­se en la zo­na.


En el pi­so se­gun­do, un gran re­loj ofre­cía la ho­ra al es­ca­so ve­cin­da­rio y una gran lám­pa­ra por las no­ches ofi­cia­ba de fa­ro pa­ra via­je­ros. Se di­ce que Co­mas­tri hi­zo ex­ten­der ca­ñe­rías (cree­mos que des­de Bel­gra­no) pa­ra re­ci­bir gas, uti­li­za­do pa­ra lo­grar una ilu­mi­na­ción efi­cien­te.


Por lo que se tiene entendido Comastri hi­zo cons­truir “El Mi­ra­dor” por el arquitecto, Eu­ge­nio Bia­gi­ni quien si­guió el es­ti­lo “Re­na­centista Ita­lia­no”, to­man­do al­gu­nos de­ta­lles de una igle­sia de Flo­ren­cia (la Ca­te­dral de San­ta Ma­ría de los An­ge­les).

El palacio, la esplendida construcción para la época y el lugar, se convirtió en un centro político y social por donde pasaron destacadas figuras de la época, como los presidentes Nicolás Avellaneda, Carlos Pellegrini y Bartolomé Mitre. Además fue el escondite de Hipólito Yrigoyen durante la llamada “revolución radical” de 1893.

Don Comastri falleció en 1891 a los 61 años de edad y Clementina la sobrellevó hasta 1918. Sus restos estan en el Cementerio de Chacarita en una bóveda de Mármol. Luego de la muerte de Agustín Comastri, los herederos vendieron la propiedad al Estado, que lo convirtió, años más tarde, en sede del actual colegio industrial Enrique Hermitte. Con la reforma educativa de los años noventa, la propiedad pasó a depender del Ministerio de Educación.

Son muchas las cúpulas que se dejan ver aún entre tantos edificios nuevos que fueron borrando la fachada. Continuando con nuestro recorrido por los magníficos miradores y cúpulas de la Ciudad de Buenos Aires, nos sumergimos en un universo arquitectónico que nos transporta a través del tiempo y nos muestra la grandeza de una ciudad que ha sido moldeada por influencias culturales y estilos arquitectónicos diversos.

En cada rincón de Buenos Aires, encontramos testimonios arquitectónicos que despiertan nuestra admiración. Los miradores y cúpulas, con su majestuosidad y elegancia, se erigen como verdaderos guardianes de la ciudad, ofreciendo vistas panorámicas que nos invitan a contemplarla desde las alturas.

Uno de los aspectos más fascinantes de estos elementos arquitectónicos es su diversidad. Cada mirador y cúpula tiene su propia personalidad y carácter, reflejando tanto la época en la que fueron construidos como el estilo arquitectónico predominante en ese momento. Desde los miradores neoclásicos que nos remontan al esplendor del siglo XIX, hasta las cúpulas de influencia art nouveau o art déco que nos transportan a la modernidad del siglo XX, la Ciudad de Buenos Aires alberga una variedad arquitectónica que deleita nuestros sentidos.

Ell Mirador Comastri no es el único tesoro arquitectónico que podemos encontrar en Buenos Aires. La ciudad está salpicada de miradores y cúpulas que merecen ser descubiertos y apreciados. En el barrio de Almagro, por ejemplo, se encuentra un mirador de singular belleza que corona un edificio de estilo francés. Desde allí, se puede disfrutar de una vista panorámica que abarca los tejados de la ciudad y nos permite apreciar su arquitectura en toda su magnitud.

Otro ejemplo de la diversidad arquitectónica de los miradores y cúpulas porteñas lo encontramos en el histórico barrio de San Telmo. Allí, se alza un antiguo edificio con una cúpula de estilo ecléctico que fusiona elementos góticos y renacentistas. Este mirador, con su arquitectura imponente, nos invita a contemplar el pasado y disfrutar de vistas impresionantes de la ciudad.

Pero no podemos dejar de mencionar los miradores y cúpulas que embellecen los edificios de la Avenida de Mayo, un verdadero paseo arquitectónico en el corazón de la ciudad. Allí, encontramos miradores de estilo neoclásico y art nouveau que nos sumergen en la opulencia de principios del siglo XX. Desde estos miradores, podemos admirar la majestuosidad de la avenida y sentirnos parte de la historia de Buenos Aires.

La Ciudad de Buenos Aires es un verdadero tesoro para los amantes de la arquitectura. Sus miradores y cúpulas nos transportan a épocas pasadas y nos permiten apreciar la evolución arquitectónica de la ciudad a lo largo del tiempo. Cada uno de estos elementos arquitectónicos cuenta una historia y nos invita a ser testigos de su grandeza.

Continuando nuestro recorrido por la impactante arquitectura de Buenos Aires, nos adentramos en el fascinante tema del impacto de la inmigración en la configuración arquitectónica de la ciudad. A lo largo de su historia, Buenos Aires ha recibido a miles de inmigrantes provenientes de diversas partes del mundo, cada uno con su propia cultura, tradiciones y estilos arquitectónicos.

La influencia de la inmigración en la arquitectura porteña es evidente en la diversidad de estilos que encontramos en sus edificios. Desde el estilo italiano presente en el Mirador Comastri, hasta el estilo francés en el barrio de Almagro, pasando por el ecléctico estilo gótico-renacentista en San Telmo y los estilos neoclásico y art nouveau en la Avenida de Mayo, cada cultura ha dejado su huella en la fisonomía de la ciudad.

La llegada masiva de inmigrantes italianos a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, por ejemplo, tuvo un impacto significativo en la arquitectura de Buenos Aires. Los italianos, con su habilidad y conocimiento en la construcción, contribuyeron a la creación de numerosos edificios de estilo italiano, como el Mirador Comastri. Estos edificios se caracterizan por su elegancia, sus detalles ornamentales y sus fachadas imponentes.

Por otro lado, la influencia francesa se hace presente en la arquitectura de Buenos Aires gracias a la inmigración de ciudadanos franceses que llegaron en busca de nuevas oportunidades en el siglo XIX. El estilo francés se aprecia en la presencia de miradores y cúpulas que adornan algunos edificios de la ciudad, como el mirador de estilo francés en el barrio de Almagro. Estas construcciones se distinguen por su refinamiento y sofisticación.

No podemos olvidar la influencia de otros grupos de inmigrantes que dejaron su marca en la arquitectura porteña. Los españoles, por ejemplo, contribuyeron con su estilo neomudéjar, presente en algunos edificios emblemáticos de la ciudad. Los alemanes, por su parte, aportaron al desarrollo de la arquitectura moderna con sus ideas vanguardistas y su enfoque en la funcionalidad y la simplicidad.

Asimismo, la comunidad judía tuvo un impacto significativo en la arquitectura de Buenos Aires, especialmente en el barrio de Once. Allí podemos encontrar edificios de estilo ecléctico que reflejan la influencia de la cultura judía en la estética y el diseño arquitectónico.

La diversidad cultural de Buenos Aires se refleja en la variedad de estilos arquitectónicos presentes en la ciudad. Cada cultura inmigrante ha aportado su propia visión y su conocimiento en la construcción, enriqueciendo así el patrimonio arquitectónico de la ciudad.

Es importante destacar que la influencia de la inmigración en la arquitectura de Buenos Aires no se limita solo a estilos específicos, sino que se manifiesta en la forma en que la ciudad se ha expandido y se ha adaptado a las necesidades de una población en constante crecimiento. La llegada de inmigrantes ha impulsado el desarrollo de nuevos barrios y la construcción de viviendas y edificios públicos para albergar a la creciente población.

En resumen, la inmigración ha dejado una profunda huella en la arquitectura de Buenos Aires. Los diferentes estilos y influencias culturales se entrelazan en la fisonomía de la ciudad, creando una mezcla única y fascinante. Los miradores y cúpulas que adornan sus edificios son testigos silenciosos de este legado cultural, invitándonos a explorar la riqueza arquitectónica de una ciudad que ha sido moldeada por múltiples influencias.

Así que la próxima vez que camines por las calles de Buenos Aires, no olvides levantar la vista y disfrutar de la belleza que nos ofrecen sus miradores y cúpulas. Te sorprenderás con las vistas panorámicas y los detalles arquitectónicos que te rodean, y descubrirás una nueva perspectiva de esta fascinante ciudad. ¡Déjate maravillar por la arquitectura porteña y sumérgete en un viaje en el tiempo a través de sus miradores y cúpulas!

La arquitectura de la provincia de Buenos Aires ha sido durante mucho tiempo una de las principales atracciones para los visitantes extranjeros que llegan a Argentina. Con su riqueza histórica y su estilo único, los edificios y monumentos bonaerenses se han convertido en símbolos representativos de la identidad y la cultura de la región.

La ciudad de Buenos Aires, capital de la provincia y una de las metrópolis más importantes de América Latina, ofrece una variedad arquitectónica impresionante que abarca desde estilos coloniales hasta modernos rascacielos. Los extranjeros se maravillan al recorrer sus calles y descubrir la belleza de sus edificios emblemáticos, como el Teatro Colón, el Palacio Barolo y el Palacio de Aguas Corrientes.

Uno de los estilos arquitectónicos más destacados en Buenos Aires es el de la influencia francesa, que se refleja en la famosa Avenida de Mayo y sus edificios de estilo neoclásico. La majestuosidad de estos monumentos, con sus detalles ornamentales y sus imponentes fachadas, deja sin aliento a quienes los observan.

Otro aspecto que llama la atención de los extranjeros es la fusión de estilos arquitectónicos que se encuentran en la provincia. El barrio de La Boca, por ejemplo, se destaca por sus casas de colores vibrantes y su arquitectura de chapa, una característica única que refleja la historia y la tradición de los inmigrantes italianos que se establecieron en la zona.

La arquitectura moderna también tiene su lugar en Buenos Aires, con una serie de proyectos contemporáneos que han ganado reconocimiento internacional. Edificios como el MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires) y el Puente de la Mujer son ejemplos destacados de esta tendencia, que combina la estética vanguardista con la funcionalidad.

La arquitectura bonaerense no solo se limita a la ciudad de Buenos Aires, sino que se extiende por toda la provincia. Localidades como Tigre, San Isidro y La Plata albergan hermosas construcciones que revelan la historia y el patrimonio de la región. Los extranjeros quedan fascinados al descubrir estos tesoros ocultos y apreciar la diversidad arquitectónica que ofrece Buenos Aires.

En conclusión, la arquitectura bonaerense es un tesoro que cautiva a los extranjeros por su riqueza histórica, su estilo único y su fusión de influencias. Desde los edificios coloniales hasta las estructuras modernas, la provincia de Buenos Aires se erige como un destino imprescindible para aquellos que buscan explorar y admirar el legado arquitectónico de una región llena de encanto y sofisticación.




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