Manzí íntimo es una obra autogestiva que recrea la vida y recorre la obra de Homero Manzi. Los artistas Verónica Galán y Mateo Castiello inician el recorrido por la poesía y la música del poeta, Alejandra Segura mixtura con narraciones y los bailarines Marcela Dibon y Walter Amaya le imprimen movimiento a la puesta; todo enmarcado dentro de una ambientación cálida e intimista. La dirección está a cargo de Claudio Ledesma.
La cita es el viernes 10 de diciembre a las 9 p.m. en Mediterránea Café – Teatro , Tucumán 3378 – CABA.
Belén: Cuentenme, por qué Homero Manzi.
Verónica: Yo descubrí el valor de la palabra gracias a los narradores orales. Un cantante no puede lucir su voz ni su técnica sin el apoyo de una letra que lo encienda y dé lugar a un viaje. Ese es el lugar que yo tomé para reveer el repertorio de estos tangos tan conocidos y poder tomarlos con el mismo amor con el que tratan los narradores a los relatos orales. De ahí surgió una nueva cantante, por así decirlo, que prioriza la palabra y apareció una mixtura muy interesante entre los diferentes tipos textuales y los tangos. Alejandra como narradora pasa por textos que la interpelan desde lugares diferentes. Entonces se genera una dinámica que surge de los propios textos porque trabajamos con tangos, con milongas, con candombes. Lo que nosotras vamos a presentar el 15 de noviembre no es el espectáculo original, sino una versión recortada para formato en línea. Dura 45 minutos.
Belén: ¿Cuál fue tu recorrido y cómo te sumaste a esta propuesta, Marcela?
Marcela: Yo me formé como bailarina de folklore desde pequeña, después pasé al tango. Me perfeccioné en la Escuela de Danza, donde conocí a Walter (pareja de baile y de vida) y seguí tomando clases con muchos otros maestros. Esto se transformó en una profesión y pasamos por muchas etapas desde bailar a la gorra, presentarnos en teatros de Buenos Aires, recorrer el país, formar parte de espectáculos de casas de tango, fuimos parte del Seleccionado Federal de Tango, dimos clases en la Viruta y después hicimos algo muy lindo que fue combinar el trabajo con viajes haciendo shows en cruceros para Royal Caribbean durante diez años. En esa experiencia aprendimos un montón sobre la comedia musical aplicada al tango y después de eso tiramos el ancla porque nació Sofía. Así llegué al espectáculo de las chicas como espectadora y quedé impactada porque habían creado una atmósfera muy intimista y cálida, sus voces te llevan a un viaje inigualable. Me acerqué a las chicas después de recomponerme de la emoción que me causó su obra. Yo venía de ver puestas de 25 artistas en escena, con vestuario al estilo Broadway y pim pum pam pero que no transmitían la emoción que me atravesó con Manzi íntimo, lo vi como una propuesta austera y respetuosa. Me encantó porque sentí que había amor en ese espectáculo. Me acerqué a Verónica y Alejandra, me presenté y les dejé mi tarjeta porque me estaba rearmando profesionalmente aquí en Buenos Aires. Así iniciamos la relación.
Belén: ¿Cómo recibieron ustedes Verónica y Alejandra esta propuesta para incluir la danza a su obra?
Verónica: La incorporación de Marcela y Walter significó para nosotros una superación desde la parte estética, a la vez que sentimos que complementa nuestros textos. Algo que siempre aclaramos es que Manzi Íntimo no es una narración, ni el espectáculo de una cantante o el de bailarines. Es una obra que integra diferentes lenguajes.
Empezamos a pergeñar el proyecto y aparece una convocatoria de los Bares Notables para sumarnos a su programación del año siguiente. Entonces le digo a Ale: “ Che, qué te parece si nos anotamos en esta convocatoria?” Ella estuvo de acuerdo, lo hicimos y ganamos. Te imaginás, hasta ahí habíamos armado el esqueleto del proyecto ahora teníamos que concretarlo así que ensayamos, ensayamos y ensayamos. Hicimos un pre-estreno y al año siguiente nos presentamos en los dos primeros Bares Notables: La Trama en Flores y El Símbolo en Almagro. En La Trama tuvimos una convocatoria que nos parecía increíble, el bar estalló de público, incluso hubo gente que nos escuchó desde la calle. Para nosotras esto era casi imposible de entender. De hecho, para ese segundo espectáculo fue a vernos uno de los nietos de Homero Manzi.
Alejandra: Esa noche hicimos el show en el Bar El Símbolo de Almagro. El dueño del bar aplaudía, gritaba, hacía ruido desde la barra, estaba fuera de sí. Mientras tanto, nosotras seguíamos. En un momento dado, durante la narración de uno de los poemas, miro al nieto de Manzi y lo veo emocionadísimo, con lágrimas corriendo por las mejillas. Yo también lloré esa noche y recuerdo ese momento como algo maravilloso. Cuando terminamos la puesta, lo invitamos a pasar al escenario y él contó una anécdota de su abuelo. Algo más que compartió con nosotras esa noche fue el nombre de la tía de Homero, para nosotras es clave ese personaje porque abrimos la obra con una carta suya. Resulta que se llamaba Teresa. Hasta entonces las cartas habían llevado el nombre María [risas]. Desde esa noche él y su hermano vienen siempre a ver los shows o participan de las ediciones virtuales.
Marcela: La siguiente presentación fue en La Academia Nacional del Tango; Walter y yo habíamos bailado en muchos otros lugares emblemáticos pero ese era un lugar más reservado para los poetas, así que tuvimos la suerte de debutar ahí con el nuevo formato del espectáculo con danza. La anécdota es que, sin saber que se trataba del nieto de Manzi, yo lo saqué a bailar y aunque él no sabía bailar tango, igual me dejó llevarlo al escenario. Creo que lo que lo entusiasmó fue que estaba sonando Sur.