Hitos de la soda en Argentina, según el director del Museo de la Soda y el Sifón

Hitos de la soda en Argentina, según el director del Museo de la Soda y el Sifón

La soda fue “una costumbre” en la mesa de los argentinos desde la década de 1930 hasta mediados de 1980, y ahora, si bien “volvió a ser un hábito en los bares”, con el sifón de medio litro, “no lo es al nivel de antes”, dijo en diálogo con Télam Luis Taube, fundador y director del Museo de la Soda y el Sifón ubicado en el partido bonaerense de Berisso.

“La historia me atrapó, fui tratando de entender cómo era, conversando, investigando diarios, revistas, propagandas, pidiendo fotos a conocidos, armé el club del sifón para que nos conozcamos con otra gente, porque coleccionistas de sifones hay, pero hoy el Museo de la Soda y el Sifón es único en el mundo, porque el que estaba en Francia cerró y el de España murió el dueño y quedó parado”, contó Taube.

Como coleccionista, es amante de los sifones de vidrio y atesora más de 4.100 sifones de diferentes formatos, soderías y países.

Su afición por la temática, lo llevó por rutas argentinas en búsqueda de un sifón representativo de cada rincón del país y a armar una “biblioteca sodera”, además del museo que el próximo 26 de abril cumplirá veinte años, que alberga todo tipo de objetos vinculados a la temática, como las cajas de madera en las que se que los transportaba en el reparto domiciliario del siglo pasado.

“Cuando los ingenieros ingleses vinieron por los ferrocarriles a Argentina, empezaron a traer aguas puras y la traían gasificada para que dure y no se pudra, porque se tardaba mucho tiempo en los traslados en 1870”, contó Taube, y añadió que fueron esos hombres quienes trajeron la sola al igual que las licorerías a partir de 1860.

Cada sodería tenía un formato especial para sus sifones. “Tenían colores y distintos formatos, eso fue lo que a mi me atrapó de la historia, era el trabajo que traían en el vidrio los sifones con cabeza de plomo”, valoró.

“A partir de 1904 y 1905, las soderías tenían tanto potencial que se separan de las licorerías, se llevan las aguas gaseosas y ahí empezamos a ver las primeras fábricas de soda. La soda en esa época se tomaba en los bares y restaurantes; si querías tomarla en tu casa tenías que ir a comprarla al almacén”, recordó.

Pero en 1930 se inventa en Argentina el sifón de litro -antes era de tres cuartos-, que se llamó ‘Sifonazo’, y comienza el reparto a las casas en los cajones de madera.

“Fue una costumbre en la mesa de los argentinos, en todos los cumpleaños y comidas”, precisó Taube.

En 1960, hubo otro quiebre en el devenir de esta bebida porque “salubridad empezó a prohibir los sifones de color, porque no se veía el contenido”.

En esa época, por 1965, “Drago patenta la idea de un sifón para la casa de familia higiénico y el costo era menor”, añadió.

Por otro lado, el Instituto Verificador de Elaboración de Soda en Sifones (Ivess), que es una norma, “sacó un sifón transparente con un toque de plástico que para la época era una nave espacial”, detalló Taube.

En la actualidad, la soda descartable “tiene más capacidad, con sifones de dos litros”, ponderó el aficionado.

El próximo 15 de marzo el Museo de la Soda y el Sifón reabrirá sus puertas luego de haber cerrado durante el verano por reformas y para visitarlo se pueden hacer reservas comunicándose con Taube al 0221-5931200 o 0221-4228449.