Crean el Plan de Compostaje Institucional para valorizar residuos orgánicos

Crean el Plan de Compostaje Institucional para valorizar residuos orgánicos

El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible ha tomado una decisión trascendental al establecer el Plan de Compostaje Institucional (PCI) como una estrategia integral para la valorización de residuos orgánicos en el ámbito institucional. Esta medida busca promover una gestión adecuada de los residuos orgánicos y ha sido extendida a provincias, municipios, organizaciones y entidades tanto públicas como privadas, invitándolos a sumarse a esta iniciativa.

La implementación del Plan de Compostaje Institucional fue oficializada mediante la Resolución 104/2023, publicada recientemente en el Boletín Oficial, y lleva la firma del ministro a cargo de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié. Esta resolución toma en consideración la Ley 25.916, la cual establece los presupuestos mínimos para la protección ambiental en la gestión integral de residuos domiciliarios, abarcando aquellos de origen residencial, urbano, comercial, asistencial, sanitario, industrial e institucional.

Uno de los aspectos resaltantes es la importancia de una gestión adecuada de los residuos generados en instituciones, la cual se ha reconocido como una cuestión vital. Hasta el momento, se ha advertido la existencia de diversos documentos elaborados por diferentes organismos públicos que abordan la gestión de residuos orgánicos domiciliarios, pero no se cuenta con la misma cantidad de información respecto a aquellos derivados de las actividades institucionales.

En respuesta a esta necesidad, el artículo 1 de la resolución oficializa la creación del Plan de Compostaje Institucional (PCI) en el ámbito del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Este plan ha sido desarrollado conjuntamente por el ministerio y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) como una herramienta metodológica que sienta las bases para establecer prácticas armoniosas en la valorización in situ de los residuos orgánicos. Además, busca incorporar nuevos métodos de trabajo y optimizar las acciones y decisiones relacionadas con los residuos orgánicos en el ámbito institucional de la cartera ambiental.

El Plan de Compostaje Institucional (PCI) tiene como objetivo fundamental la optimización de recursos, la reducción de la huella de carbono y el fomento de la economía circular a través de la gestión de residuos orgánicos. Para lograrlo, se promueve la adhesión de provincias, municipios, instituciones, asociaciones y otras entidades públicas y privadas mediante la presentación de una carta de adhesión firmada por la autoridad correspondiente, tal como establece el artículo 3 de la resolución.

La implementación y desarrollo del plan estarán a cargo de la Subsecretaría de Fiscalización y Recomposición, perteneciente a la Secretaría de Control y Monitoreo Ambiental del Ministerio. La coordinación técnica y operativa será responsabilidad de la Dirección de Calidad Ambiental y Recomposición, adscrita a dicha Subsecretaría.

Por otro lado, es importante destacar que el compostaje no solo puede ser realizado a nivel institucional, sino también a nivel doméstico. Existen diferentes métodos hogareños para llevar a cabo el compostaje, los cuales se adaptan a los recursos y al espacio disponible en cada hogar.

El compostaje en montón es el método más sencillo, consiste en apilar los restos de comida, hojas secas, ramas y otros materiales orgánicos en un espacio al aire libre. Es fundamental remover y airear el montón regularmente para favorecer la descomposición. Además, se debe mantener un equilibrio entre los materiales verdes, como los restos de comida y el césped recién cortado, y los materiales marrones, como las hojas secas y las ramas.

Otro método es el compostaje en tambor, que implica colocar los materiales orgánicos dentro de un tambor que se puede girar manualmente para mezclarlos. Este método es ideal para hogares con poco espacio al aire libre y permite acelerar el proceso de compostaje.

También se puede optar por el compostaje en caja, utilizando una caja de madera o plástico con orificios para permitir la entrada de aire. Este método es más estético y permite mantener el compostaje en un espacio reducido.

Finalmente, el compostaje con lombrices es una opción que involucra el uso de lombrices especiales, como las lombrices rojas californianas, para descomponer los materiales orgánicos. Estas lombrices se encargan de digerir los restos de comida y otros materiales para producir humus de alta calidad. Este método es ideal para hogares con poco espacio exterior, aunque requiere de cuidados especiales.

En resumen, el compostaje doméstico es una práctica accesible que permite gestionar de manera adecuada los residuos orgánicos en el hogar. Es fundamental utilizar materiales orgánicos frescos y variados, mantener la humedad adecuada y airear los materiales regularmente para obtener un compost de calidad. Además, el compostaje a nivel institucional, como el impulsado por el Plan de Compostaje Institucional (PCI), contribuye a una gestión integral y sustentable de los residuos orgánicos, promoviendo la preservación del medio ambiente y la economía circular.

Esto nos invita a hablar también de las energías renovables.

Las energías renovables han ganado protagonismo en las últimas décadas debido a su importancia como alternativa sostenible y amigable con el medio ambiente. Estas fuentes energéticas se caracterizan por ser inagotables y no generar emisiones contaminantes, lo que las convierte en una pieza clave en la transición hacia un modelo energético más limpio y responsable.

Entre los diferentes tipos de energías renovables, destaca la energía solar, que aprovecha la radiación solar para producir electricidad mediante paneles fotovoltaicos. La energía solar se ha vuelto cada vez más accesible y su capacidad de generación ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. Al aprovechar una fuente de energía limpia y abundante, contribuye a reducir la dependencia de los combustibles fósiles y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Otra fuente importante de energía renovable es la energía eólica, que utiliza la fuerza del viento para generar electricidad a través de aerogeneradores. Los parques eólicos se han expandido en numerosos países, especialmente en regiones con condiciones favorables de viento. La energía eólica no solo es limpia, sino también altamente eficiente y capaz de generar electricidad a gran escala.

La energía hidroeléctrica es otro ejemplo relevante de energía renovable, que se obtiene a través de la fuerza del agua en movimiento, ya sea por ríos o mediante el aprovechamiento de la energía de las mareas. Las centrales hidroeléctricas juegan un papel fundamental en la producción de energía renovable, ya que son capaces de generar grandes cantidades de electricidad de forma constante y confiable.

Además de estas fuentes, existen otras energías renovables en desarrollo, como la energía geotérmica, que aprovecha el calor interno de la Tierra, y la energía de biomasa, que utiliza materia orgánica como residuos agrícolas, forestales o urbanos para generar electricidad o calor. Estas fuentes energéticas prometen un potencial significativo en términos de sostenibilidad y reducción de emisiones.

La adopción masiva de energías renovables se ha convertido en una prioridad global en la lucha contra el cambio climático. Los gobiernos, las empresas y la sociedad en su conjunto están reconociendo la importancia de impulsar la transición hacia un modelo energético más limpio y sustentable. Los avances tecnológicos y las políticas de apoyo han contribuido a la reducción de costos y a la viabilidad económica de estas fuentes de energía, lo que ha acelerado su implementación en todo el mundo.

En resumen, las energías renovables representan una alternativa esencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar los efectos del cambio climático. La energía solar, eólica, hidroeléctrica y otras fuentes renovables ofrecen una solución sostenible y prometedora para satisfacer nuestras necesidades energéticas sin comprometer el medio ambiente. Su continua expansión y desarrollo son fundamentales para lograr un futuro energético más limpio y resiliente.

La educación ambiental desempeña un papel fundamental en la promoción de la sostenibilidad y la conciencia ambiental en la sociedad. Se reconoce ampliamente que la sensibilización y la formación de los ciudadanos son elementos clave para impulsar cambios positivos hacia prácticas más sostenibles.

Los programas educativos y las campañas de sensibilización desempeñan un papel crucial en la difusión de conocimientos sobre el medio ambiente y la promoción de comportamientos responsables. Estas iniciativas pueden abarcar una amplia gama de temas, desde la conservación de los recursos naturales hasta la mitigación del cambio climático, la gestión de residuos y la protección de la biodiversidad.

En las instituciones educativas, desde las escuelas primarias hasta las universidades, se está reconociendo cada vez más la importancia de incluir la educación ambiental en los planes de estudio. Los estudiantes tienen la oportunidad de adquirir conocimientos sólidos sobre temas ambientales, comprender la interconexión entre los diferentes componentes del ecosistema y desarrollar habilidades para abordar los desafíos ambientales actuales y futuros.

Además, las instituciones educativas pueden ser pioneras en la implementación de prácticas sostenibles en su propio entorno, como la reducción del consumo de energía y agua, la gestión adecuada de residuos y la promoción del transporte sostenible. Estas acciones no solo contribuyen a la conservación del medio ambiente, sino que también sirven como ejemplos concretos para los estudiantes y la comunidad en general.

La educación ambiental también fomenta la participación ciudadana y el empoderamiento. Al brindar a las personas los conocimientos y las herramientas necesarias, se les capacita para tomar decisiones informadas y participar activamente en la toma de medidas para proteger y preservar el medio ambiente. Esto incluye el fomento de la participación en proyectos comunitarios de conservación, la promoción de estilos de vida sostenibles y la defensa de políticas ambientales sólidas.

La educación ambiental juega un papel esencial en la creación de una conciencia ambiental y en la promoción de acciones sostenibles en la sociedad. Los programas educativos, las campañas de sensibilización y las instituciones educativas desempeñan un papel clave en la formación de ciudadanos responsables con el medio ambiente. Al impulsar la educación ambiental, podemos construir una sociedad más informada, comprometida y activa en la protección y conservación de nuestro planeta.

El consumo responsable es una temática de vital importancia en la actualidad, ya que nuestras elecciones como consumidores pueden tener un impacto significativo en el medio ambiente y en la sociedad en general. Promover el consumo responsable implica tomar decisiones informadas y conscientes al adquirir productos y servicios, teniendo en cuenta su origen, calidad, impacto ambiental y social.

Una de las principales áreas donde se puede aplicar el consumo responsable es en la alimentación. Optar por alimentos locales y de temporada no solo reduce la huella de carbono asociada al transporte, sino que también apoya a los agricultores y productores locales, fomentando la economía regional. Además, elegir productos orgánicos y libres de pesticidas contribuye a la protección de la salud y del medio ambiente.

Otro aspecto del consumo responsable se relaciona con el uso eficiente de los recursos naturales. Reducir, reutilizar y reciclar son principios fundamentales en esta área. Al reducir el consumo de productos desechables y optar por opciones duraderas, como utensilios y envases reutilizables, se disminuye la cantidad de residuos generados. Asimismo, reciclar correctamente los materiales reciclables ayuda a cerrar el ciclo de vida de los productos y a minimizar la cantidad de desechos enviados a los vertederos.

El consumo responsable también implica tener en cuenta la procedencia y las condiciones de producción de los productos que adquirimos. Priorizar productos certificados con sellos de comercio justo o de producción sostenible garantiza que los trabajadores involucrados en su elaboración reciban un trato digno y que se respeten los derechos humanos. Además, al optar por productos fabricados de manera sostenible, se fomenta el cuidado del medio ambiente y se apoya a empresas comprometidas con la responsabilidad social y ambiental.

Es importante mencionar que el consumo responsable no se limita solo a los productos tangibles, sino que también se extiende al ámbito de los servicios. Elegir proveedores y empresas que apliquen prácticas sostenibles y éticas en su funcionamiento es otra forma de promover el consumo responsable. Por ejemplo, optar por servicios de energía renovable, transporte compartido o empresas comprometidas con la reducción de emisiones de gases contaminantes.

El consumo responsable implica ser consciente de las implicaciones ambientales y sociales de nuestras elecciones como consumidores. Optar por productos y servicios que sean respetuosos con el medio ambiente, apoyar a los productores locales y priorizar la calidad y durabilidad de los productos son acciones concretas que contribuyen a un consumo más responsable y sostenible. Al integrar estas prácticas en nuestro día a día, podemos marcar una diferencia positiva en la preservación del medio ambiente y en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible dispuso la creación del Plan de Compostaje Institucional (PCI) como “estrategia de gestión de valorización de residuos orgánicos” en el ámbito institucional, por lo que se invita a las provincias, municipios, organizaciones y toda otra entidad pública o privada a adherir a la iniciativa.

La medida se formalizó a través de la Resolución 104/2023 publicada hoy en el Boletín Oficial con la firma del ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié.

Entre los considerandos, se recordó que la Ley 25.916 establece los presupuestos mínimos de protección ambiental para la gestión integral de residuos domiciliarios, sean éstos de origen residencial, urbano, comercial, asistencial, sanitario, industrial o institucional.

Asimismo, se indicó que “la gestión ambientalmente adecuada de los residuos generados en instituciones resulta una cuestión de vital importancia, por la cual se ha advertido la necesidad de ofrecer una herramienta metodológica sobre la temática que estipule lineamientos apropiados de gestión, a fin de cumplir con criterios estandarizados de sustentabilidad”.

Sobre ese punto, se advirtió que “a la fecha existen numerosos documentos confeccionados por diferentes organismos públicos relativos a la gestión de residuos orgánicos domiciliarios, pero no así de aquellos derivados de las actividades institucionales”.

En el artículo 1 de la resolución se oficializó la creación del Plan de Compostaje Institucional (PCI) en el ámbito de la cartera de Ambiente como “estrategia de gestión de valorización de residuos orgánicos” en pos de la optimización de recursos, reducción de huella de carbono y fomento de la economía circular.

El plan fue elaborado conjuntamente entre el ministerio y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), siendo una herramienta metodológica que “sienta las bases para establecer una práctica armónica que tienda a la valorización in situ, incorpore nuevos métodos de trabajo, y optimice las acciones y decisiones que cotidianamente se toman respecto a los residuos orgánicos” en el ámbito institucional de la cartera ambiental.

En el artículo 3 se extendió la invitación a las provincias y municipios, instituciones, asociaciones y organizaciones y toda otra entidad pública y/o privada, a adherir al Plan de Compostaje Institucional mediante la presentación de una carta de adhesión firmada por la autoridad correspondiente.

El Plan se desarrollará en el ámbito de la Subsecretaría de Fiscalización y Recomposición perteneciente a la Secretaría de Control y Monitoreo Ambiental del ministerio y la coordinación técnica y operativa estará a cargo de la Dirección de Calidad Ambiental y Recomposición, perteneciente a dicha Subsecretaría.

Compostaje métodos hogareños

Existen varios métodos hogareños para hacer compostaje, los cuales dependen de los recursos y espacio disponible en cada hogar. A continuación, te presento algunos de los métodos más comunes:

Compostaje en montón: Este es el método más simple y consiste en apilar restos de comida, hojas secas, ramas y otros materiales orgánicos en un espacio al aire libre. A medida que se van agregando más materiales, se debe ir removiendo para airear y favorecer la descomposición. Es importante mantener una proporción equilibrada entre materiales verdes (restos de comida, césped recién cortado) y materiales marrones (hojas secas, ramas).

Compostaje en tambor: Consiste en colocar los materiales orgánicos dentro de un tambor que se puede girar manualmente para mezclarlos. Este método es ideal para hogares con poco espacio al aire libre y permite acelerar el proceso de compostaje.

Compostaje en caja: Es similar al método del montón, pero se utiliza una caja de madera o plástico con orificios para permitir la entrada de aire. Este método es más estético y permite mantener el compostaje en un espacio reducido.

Compostaje con lombrices: Este método implica la utilización de lombrices para descomponer los materiales orgánicos. Se necesitan lombrices especiales llamadas lombrices rojas californianas, las cuales se encargan de digerir los restos de comida y otros materiales orgánicos para producir humus de alta calidad. Este método es ideal para hogares con poco espacio exterior, pero requiere de cuidados especiales.

En general, para que el compostaje sea efectivo es importante utilizar materiales orgánicos frescos y variados, mantener la humedad adecuada y airear los materiales regularmente.