Se levanta la obligatoriedad del uso del tapaboca al aire libre

Se levanta la obligatoriedad del uso del tapaboca al aire libre

La ministra de Salud, Carla Vizzotti, anunció que el Gobierno levantará la obligatoriedad del uso de tapabocas al aire libre y habilitará nuevas aperturas, en momentos de baja de casos de coronavirus en todo el país. Así lo explicó la funcionaria nacional al encabezar una conferencia de prensa en Casa Rosada junto al flamante jefe de Gabinete, Juan Manzur.

Las aperturas incluyen el levantamiento de la obligatoriedad del uso de tapabocas “al aire libre y sin aglomeraciones” de gente, en tanto que se mantiene la recomendación de utilización en espacios cerrados o espacios al aire libre pero con aglomeración.

“Estamos en un momento muy positivo, sabemos que la pandemia no terminó y hay que mantener las medidas de cuidado”, resaltó Vizzotti, que destacó que “en este punto estamos avanzando hacia la salida”. También se habilitarán las reuniones al aire libre sin límite de personas, y el aforo al 100 por ciento de actividades culturales, industriales y religiosas, entre otros.

El Gobierno además señaló que volverán los viajes de egresados y de jubilados con protocolos, en tanto que las discotecas se habilitarán al 50 por ciento de su capacidad para personas que estén vacunadas.

Nuevas medidas como consecuencia del análisis de la situación epidemiológica

A partir de este momento por instrucción del Presidente y el Jefe de gabinete de ministros los ministerios de Salud, Turismo y Deporte, Interior, Seguridad, Cancillería, junto con las 24 jurisdicciones y los expertos, trabajaremos junto con Legal y Técnica para, a través de una DA en los próximos días y con la renovación del DNU y la DA de fronteras hasta el 1 de octubre avanzar en esta línea:

Se levanta la obligatoriedad de uso de tapaboca al aire libre cuando estamos circulando en forma individual, burbuja en todos los casos cuando NO haya aglomerado de personas. Continúa siendo obligatoria en lugares cerrados (aula, cine, teatro, ámbitos de trabajo, transporte público, espectáculos y eventos masivos) y al aire libre cuando hay aglomerados de personas.

Reuniones sociales sin límites de personas cumpliendo las medidas de prevención, tapabocas, distancia y ventilación.

Aforo del 100% en actividades económicas, industriales, comerciales, de servicios, religiosas, culturales, deportivas, recreativas y sociales en lugares cerrados manteniendo las medidas de prevención, tapaboca, distancia y ventilación.

Autorización de viajes de jubilados y jubiladas, egresados y egresadas y principales de estudiantes o similares siguiendo los protocolos recomendados.

Autorización de discotecas con aforo del 50%, con esquema completo de vacuna (14 días previos al evento). ES LA ACTIVIDAD DE MAYOR RIESGO, TENIENDO EN CUENTA LA VARIANTE DELTA

Salones de fiestas, bailes o actividades similares: habilitado para personas que acrediten esquema completo de vacuna (14 días previos al evento) o una dosis más test diagnostico (PCR o Antígeno) negativo dentro de las 48 horas previas al evento. Protocolo especial para las fiestas de 15 o para menores de 17 años mientras avance la vacunación en los y las adolescentes.

Eventos masivos de más de MIL (1000) personas. A partir del 1 de octubre se habilita con aforo del 50%, y se trabajará con los actores involucrados el protocolo específico en relación a los requisitos.

Apertura gradual y cuidada de fronteras: FECHAS ESTIMADAS A COORDINAR CON MIGRACIONES, ANAC y otras autoridades.

24 de septiembre: eliminación del aislamiento a argentinos, residentes y extranjeros que vengan por trabajo y estén autorizados por la autoridad migratoria.

1 de Octubre: autorización ingreso de extranjeros de países limítrofes sin aislamiento. Apertura de fronteras terrestres a pedido de gobernadores (con corredores seguros aprobados por la autoridad sanitaria con cupo definido por la capacidad de cada jurisdicción).

Entre el 1 de octubre y 1 de noviembre incremento del cupo de ingreso progresivo en todos los corredores seguros, aeropuertos puertos y terrestres

1 de noviembre se autoriza ingreso de todos los extranjeros

Se solicitará para el ingreso al país:

Esquema de vacunación completo, con fecha de última aplicación por lo menos 14 días previos al arribo al país.

Test de PCR negativa en las 72 horas previas al embarque, o antígeno en el punto de ingreso hasta que defina la autoridad sanitaria

Test de PCR al día 5 a 7 del arribo hasta que lo defina la autoridad sanitaria

Aquellas personas que no presenten esquema de vacunación completo incluyendo los menores deberán realizar cuarentena, test de antígeno al ingreso, y test de PCR al día 7.

Al momento de alcanzar el 50% de la población completamente vacunada: se dejará de realizar test de antígeno al ingreso (salvo los no vacunados) y PCR al día 5-7 y se podrá levantar el cupo. Ya de esta manera se minimiza el impacto del aumento de hospitalizaciones y muertes.

De todas maneras, estas son solo suposiciones y, como estamos acostumbrados estos últimos meses, las cosas van cambiando día a día y eso genera mucho malestar en nuestra sociedad.

Desde aquel lejano marzo de 2020, cuando la pandemia del COVID-19 se hizo presente en nuestro país, nuestras vidas dieron un giro inesperado. Aquellos días de incertidumbre inicial nos llevaron a enfrentar una realidad desconocida, a adaptarnos a nuevas normas y restricciones que cambiaron la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Pero septiembre de 2021 nos encontraba sumidos en una encrucijada aún más desafiante, con una incertidumbre que se había convertido en una compañera constante y un malestar que crecía ante la imprevisibilidad de los tiempos por venir.

La situación sanitaria en Argentina ha sido una montaña rusa de altibajos durante estos meses de lucha contra el virus. Los contagios y las muertes han fluctuado, y los números diarios se han convertido en un indicador desalentador de la realidad que vivimos. Cada anuncio de nuevas medidas, cada conferencia de prensa, se volvieron un momento crucial para saber qué nos esperaba, pero también una fuente de frustración y ansiedad. La incertidumbre se convirtió en un compañero incómodo y persistente.

El no saber cómo evolucionaría la situación, cuándo llegaría el anhelado final de esta pesadilla, nos ha dejado en vilo, manteniendo nuestra esperanza a flote pero sin certezas concretas. ¿Hasta cuándo deberemos convivir con el miedo, las restricciones y la incertidumbre? Esta pregunta se repetía una y otra vez en nuestras mentes, sin respuestas claras que nos dieran alivio.

Además de la incertidumbre, la desinformación se ha convertido en un enemigo silencioso que se ha propagado tan rápido como el propio virus. Las redes sociales y los medios de comunicación, muchas veces, han sido cajas de resonancia de teorías conspirativas, datos erróneos y noticias falsas que han generado confusión y desconfianza en la población. ¿En quién podemos confiar cuando la información parece cambiar constantemente? Esta incertidumbre informativa ha exacerbado aún más el malestar y ha generado una fractura en la sociedad, con divisiones entre aquellos que buscan la verdad y los que se aferran a narrativas distorsionadas.

En septiembre de 2021, el argentino común se encontraba atrapado entre la necesidad de cuidarse y proteger a sus seres queridos y la fatiga acumulada por meses de sacrificio y limitaciones. El miedo a enfermarse y el temor a la inestabilidad económica se mezclaban con la ansiedad por el futuro y la sensación de no tener control sobre lo que estaba por venir. La incertidumbre, en sí misma, se había convertido en una pandemia paralela que afectaba la salud mental y emocional de la población.

La incertidumbre y el malestar en tiempos de pandemia se volvieron una carga pesada para el argentino común. La falta de certezas, sumada a la desinformación que se propagaba como un virus, generaron un clima de angustia y desconfianza en la sociedad. Sin embargo, en medio de la incertidumbre, es importante recordar nuestra resiliencia como pueblo y nuestra capacidad de adaptarnos a los desafíos que se presentan. Aunque el camino parezca oscuro, debemos sostener la esperanza y confiar en la ciencia y en nuestras capacidades colectivas para superar esta crisis. Solo juntos, con responsabilidad individual y empatía hacia los demás, podremos atravesar este momento difícil y construir un futuro mejor.

Sumado a esto, el ambiente de caos social empieza a ser cada vez mayor y distintos pensamientos empiezan a generar rivalidad y grieta con respecto a las medidas sanitarias.

Algunos sectores de la población expresan su resistencia hacia esta práctica, argumentando diversas razones. A continuación, abordaremos los argumentos esgrimidos por aquellos que se oponen al uso del barbijo y cómo la ciencia responde a cada uno de ellos:

“El barbijo no protege realmente contra el virus”:

Quienes sostienen este argumento cuestionan la efectividad del barbijo como barrera contra el COVID-19. Sin embargo, numerosos estudios científicos respaldan su uso. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han destacado que el barbijo reduce la propagación del virus al atrapar las partículas respiratorias emitidas por una persona infectada. Además, se ha demostrado que su uso combinado con otras medidas de prevención, como el distanciamiento social y el lavado de manos, disminuye significativamente el riesgo de contagio.

“El barbijo dificulta la respiración y causa molestias”:

Es cierto que usar el barbijo puede generar cierta incomodidad y sensación de dificultad respiratoria, especialmente en situaciones prolongadas o en ambientes calurosos. Igualmente, es importante destacar que los barbijos de tela y quirúrgicos no restringen el flujo de oxígeno ni aumentan los niveles de dióxido de carbono en sangre. Estos inconvenientes suelen ser temporales y pueden ser aliviados realizando pausas para tomar aire fresco y ajustando correctamente el barbijo para asegurar una buena respiración.

“El barbijo es una medida excesiva y no necesaria”:

Algunas personas argumentan que, dado el descenso de casos en determinadas zonas o momentos, el uso del barbijo se vuelve innecesario. De todos modos, es importante comprender que la pandemia sigue presente y que la propagación del virus puede aumentar rápidamente si no se mantienen las medidas preventivas. La utilización del barbijo es una forma de protegernos a nosotros mismos y a los demás, incluso en momentos de baja circulación viral. Es una muestra de responsabilidad y solidaridad hacia la comunidad.

“El barbijo no es estético y dificulta la comunicación”:

Es cierto que el barbijo puede generar ciertas dificultades en la comunicación y que cubrir nuestro rostro puede afectar la expresión facial. Sin embargo, en tiempos de pandemia, es fundamental priorizar la salud y el bienestar colectivo por sobre consideraciones estéticas. Además, existen alternativas de barbijos que permiten una mejor comunicación, como los transparentes o aquellos con aberturas que facilitan la lectura de los labios para personas con discapacidad auditiva.

En medio de la pandemia, el uso del barbijo se ha convertido en una medida esencial para proteger nuestra salud y frenar la propagación del COVID-19. Aunque algunos sectores expresen su resistencia, la ciencia respalda su efectividad y su necesidad en la lucha contra el virus. Es importante entender que el uso del barbijo no solo es una cuestión individual, sino un acto de solidaridad hacia la sociedad en su conjunto. Sigamos cuidándonos y cuidando a los demás, respetando las recomendaciones de los expertos y trabajando juntos para superar esta crisis.

Es fundamental que sigamos atendiendo a las medidas sanitarias, que confiemos en los expertos y en el sistema de salud. Es cierto que a veces la información puede parecer confusa, pero debemos recordar que hay científicos, médicos y profesionales dedicados a cuidar nuestra salud y a brindarnos las mejores recomendaciones. Escuchemos sus voces, sigamos sus consejos y mantengamos la fe en que estamos avanzando hacia una salida.

Es alentador ver que las cosas parecen estar mejorando. Los números de contagios y hospitalizaciones han disminuido, y eso es gracias al esfuerzo de cada uno de ustedes, a su compromiso y responsabilidad. No bajemos la guardia, sigamos cuidándonos y cuidando a nuestros seres queridos. Cada acto de prevención cuenta, cada pequeño gesto suma en esta batalla.

Este es un último tramo, un sprint final para ayudar a que esto se acabe lo antes posible. Sigamos siendo solidarios, respetando las medidas, usando el barbijo, manteniendo el distanciamiento social y lavándonos las manos con frecuencia. A veces puede parecer agotador, pero pensemos en todos los momentos que hemos superado juntos, en nuestra capacidad de resiliencia como argentinos.

Mientras atravesamos este último tramo, no olvidemos cuidar también de nuestra salud mental. Busquemos momentos de alegría, de conexión con nuestros seres queridos, de disfrutar las pequeñas cosas que nos brinda la vida. Tomémonos un respiro, pero sin bajar la guardia.

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