¿Por qué la insuficiencia cardíaca causa más hospitalización que las enfermedades cardiovasculares y muchos tipos de cánceres?

Es una enfermedad crónica que afecta principalmente a los ancianos, con altísimos costos para el sistema de salud en internación y tratamiento.

Durante segunda mitad siglo XX se observaron importantes avances en la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, disminuyendo las muertes relacionadas a aproximadamente dos tercios. Sin embargo, la insuficiencia cardiaca es una notable excepción a estas alentadoras tendencias. Es la causa más común de hospitalización por enfermedades cardiovasculares.

Desde el año 1975 las tasas anuales de internación aumentaron sostenidamente. Es primariamente una enfermedad de los ancianos afectando aproximadamente 10% de los hombres y 8% de las mujeres mayores de 60 años. Asimismo, los costos del sistema de salud en internación y tratamiento de los pacientes por esta enfermedad son altísimos en todo el mundo.

Si bien, la sobrevida luego del diagnóstico ha mejorado durante los últimos 30 años, la mortalidad sigue siendo inaceptablemente alta, peor que la de muchos cánceres. ¿Por qué entonces no se han podido revertir estas desalentadoras tendencias?

La insuficiencia cardiaca (IC) es una enfermedad en la cual el corazón esta más debilitado de lo normal o ha perdido la capacidad de distenderse. Es una enfermedad crónica, y no se puede prever su evolución ya que es diferente para cada persona. En general no existe ningún tratamiento curativo, pero sí podemos controlarla, mejorar los síntomas y retrasar su avance, mejorando el pronóstico y la calidad de vida. También, podemos tratar la enfermedad que la desencadenó para retrasar su progresión.

La IC es la consecuencia de muchas enfermedades, como sucede en la mayoría de las cardiovasculares en su etapa final (cardiopatía isquémica, hipertensión arterial, alteraciones propias del musculo cardiaco debido a diferentes entidades como por ejemplo el Chagas Mazza y las enfermedades de las válvulas, enfermedades congénitas del corazón, ciertas enfermedades pulmonares, Diabetes, insuficiencia renal que puede ser tanto causa como consecuencia al igual que la anemia, actividad de la glándula tiroides y tratamiento con drogas oncológicas, entre otras). El alcoholismo y el consumo de sustancias toxicas también aumentan el riesgo de IC.

La IC es una enfermedad de diagnóstico clínico. Los síntomas principales se producen debido, en parte, a la retención de líquidos en diferentes niveles del organismo y, en parte, por la imposibilidad de hacer llegar sangre adecuadamente a los órganos de nuestro cuerpo. Como consecuencia, las personas que la padecen pueden sentirse débiles, cansadas, tener dificultad para respirar o para realizar las actividades habituales, y también hinchazón en ambos pies o piernas.

El tratamiento no solo consiste en tomar medicamentos. Es primordial el cambio del estilo de vida y si es posible la corrección de la causa, esto es tratar la enfermedad que la desencadeno para retrasar su progresión. Al ser una enfermedad crónica, la medicación es para toda la vida y, en general, no existe ningún tratamiento curativo. Por eso, controlar la enfermedad, mejorar los síntomas y retrasar su avance mejora el pronóstico y la calidad de vida.

A su vez, hay que estar atentos a los episodios de descompensación que requieren, a veces, que el paciente sea hospitalizado. Las principales causas de esto son el incumplimiento de la dieta o el abandono de la medicación. También, existen una serie de factores que pueden desencadenar el empeoramiento de los síntomas; como la fiebre, las arritmias, las infecciones, la anemia, la enfermedad hepática, respiratoria, renal, el consumo de antiinflamatorios, corticoides, la ingesta excesiva de sal o de líquidos, alcohol, problemas tiroideos, y el empeoramiento propio de la enfermedad.

Por todo esto, es importante recordar que la salud depende principalmente de uno, de llevar una vida sana, de hacer actividad física, de mantener una dieta saludable con bajo contenido de sal ya que el sodio empeora a la enfermedad. Aprender a autocuidarse y a controlar la enfermedad es imprescindible, así como estar atento a los signos y síntomas para consultar precozmente y evitar internaciones. En este camino, es fundamental saber cuáles son los medicamentos que toma y respetar los horarios, vacunarse contra la gripe anualmente y contra la neumonía según la prescripción médica, dejar de fumar. Planifique su vida, su futuro está en sus manos.

Por la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), con el asesoramiento de la Dra. Stella Maris Pereiro Gonzalez, médica cardióloga (MN 86.337), miembro de la FCA.