De entrenamientos hasta peluquería: cómo viven los caballos de Granaderos que escoltan a presidentes

Viviendo con elegancia: los cuidados y la vida de los caballos de Granaderos que escoltan a los presidentes

Los majestuosos caballos que forman parte del Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín” no solo son escoltas presidenciales y desfilan por la ciudad, sino que también reciben cuidados intensivos y disfrutan de una vida llena de comodidades y atenciones. Los miembros del regimiento revelaron los secretos detrás del cuidado de estos 200 caballos, a los que consideran sus fieles amigos.

Fundado en 1812 por el General San Martín, este destacado regimiento histórico está compuesto actualmente por siete escuadrones, cuatro de los cuales son escuadrones montados: Riobamba, Junín, San Lorenzo y Maypo. Los nombres de estos escuadrones honran las batallas en las que lucharon hace más de 200 años, asegurando la independencia de nuestro país y de Latinoamérica.

Desde 1907, por disposición del entonces presidente Figueroa Alcorta, el Regimiento de Granaderos cumple la importante función de ser la escolta presidencial, brindando seguridad y custodia tanto en la Casa de Gobierno como en la Quinta de Olivos, al mismo tiempo que transmiten el legado sanmartiniano. Uno de los momentos cumbre de su labor ocurre cada 1° de marzo, cuando escoltan al presidente hacia el Congreso para la apertura de las sesiones legislativas.

Sin embargo, antes de cada gran evento, los caballos regresan de sus merecidas vacaciones en los campos de Córdoba, Corrientes o en el destacamento “Los Talas” de Campo de Mayo. Durante el período vacacional, que abarca desde diciembre hasta marzo, los caballos descansan mientras el personal militar disfruta de su licencia. Al regresar, los caballos son sometidos a un completo cuidado estético, donde se les corta el pelo y las crines para asegurar su apariencia impecable.

Durante una visita al histórico cuartel ubicado en el barrio porteño de Palermo, se pudo apreciar a decenas de caballos tomando agua de los piletones en los patios de las caballerizas, mientras esperaban el momento de su almuerzo. El soldado Carlos Romero, encargado de cuidar a los 34 caballos del escuadrón Riobamba, explicó que, al regresar del campo, los caballos suelen estar peludos y a veces lastimados debido a las peleas entre ellos. Por eso, se inicia el proceso de preparación con un baño y cepillado utilizando una rasqueta rústica. “Les pasamos la rasqueta para darles brillo y evitar que pierdan tanto pelo al ser tocados. De esta manera, su pelaje queda suave y liso, como si estuvieran maquillados”, agregó Romero, oriundo de Corrientes y con seis años de experiencia en el cuidado de estos magníficos animales.

Una vez terminado el baño, los caballos son liberados y regresan corriendo a sus respectivos boxes dentro de la caballeriza, ya que ellos mismos recuerdan dónde se encuentran ubicados. Cabe destacar que el escuadrón Riobamba está formado exclusivamente por caballos Criollos, una raza que ha sido declarada Caballo Nacional y Patrimonio Cultural de Argentina por la ley 27.414. Raúl Etchebehere, presidente de la Asociación de Criadores de Caballos Criollos, expresó el honor que sienten los criadores al saber que sus caballos forman parte del Regimiento de Granaderos. Esta raza se caracteriza por su rusticidad, funcionalidad, versatilidad e inteligencia, siendo capaz de aprender de sus jinetes y adaptarse fácilmente a diferentes situaciones.

Los caballos son incorporados al regimiento alrededor de los 4 años y pasan por un período de adaptación para que los granaderos puedan montarlos. Alcanzan la madurez entre los 7 y los 10 años, y una vez que superan los 20 años, se les brinda una vida en el campo para que disfruten de sus últimos años después de haber acompañado a presidentes, ministros y embajadores de distintos países.

En los últimos años, se ha sumado al Regimiento la raza de caballos Cuarto de Milla, de origen estadounidense. Estos caballos se distinguen por su fortaleza física y docilidad, según explicó Diego Orazi, presidente de la Asociación de Criadores Argentinos de Caballos Cuarto de Milla.

Durante la visita al Regimiento, también se pudo recorrer los jardines ubicados sobre la Avenida Luis María Campos. Allí, un caballo alazán de pelaje marrón rojizo llamado Mercurio era montado por un granadero. Con suaves silbidos y tirones de las riendas, el jinete indicaba el camino hacia el monumento que rinde homenaje a todos los equinos del Regimiento, donde se puede leer “¡La Patria se hizo a caballo!”.

Mercurio, con su carácter tranquilo, jugueteaba masticando el freno y posaba para las fotos que acompañan esta nota. Vestido con su elegante montura de gala, lucía galones enchapados en bronce en su cabeza, los cuales eran lustrados meticulosamente antes de cada desfile.

Sin embargo, unos minutos después, comenzó a “raspar” el suelo con una de sus patas delanteras, como si estuviera escarbando la tierra, en señal de que tenía hambre. “Ya quiere almorzar”, indicó el granadero. Estos animales poseen una memoria tan buena que, cuando llega la hora de comer, se impacientan y demuestran su deseo por dirigirse hacia el alimento.

Diariamente, los caballos consumen cuatro kilos de pasto divididos en tres raciones, además de cuatro kilos de avena. En cuanto a su entrenamiento para desfilar por la ciudad, el teniente Molinari explicó que realizan prácticas semanales de galas montadas, además de caminatas diarias de 40 minutos por la pista de arena o por el cuartel, para prevenir cólicos y otros problemas de salud.

Los granaderos aseguran que el truco para dirigir a los caballos durante los desfiles radica en el manejo del jinete. Consultado sobre si algún caballo se ha desbocado durante un desfile, el teniente Molinari recordó que, en una oportunidad, el caballo Manito, del escuadrón San Lorenzo, se asustó por una camioneta que arrancó intempestivamente en la Plaza de Mayo. Sin embargo, gracias a la experiencia y pericia del granadero que lo montaba, lograron controlarlo rápidamente y evitar cualquier incidente.

El Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín” se destaca no solo por ser la escolta presidencial, sino también por el amor y los cuidados que brindan a sus caballos. Estos nobles animales, símbolos de la historia y la tradición argentina, son tratados con dedicación y respeto, asegurando que su vida sea digna y llena de bienestar, lo cual se refleja en su porte impecable y su elegancia única al desfilar.

El Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín” no solo es reconocido por su impecable presencia y destacada labor como escolta presidencial, sino que su historia y legado están intrínsecamente ligados a la independencia de Argentina y Latinoamérica. Este ilustre cuerpo militar tiene un papel fundamental en la narrativa histórica de nuestra nación y ha dejado una huella imborrable en la identidad del país.

Fundado en 1812 por el General San Martín, el Regimiento de Granaderos a Caballo fue concebido como una unidad de élite que participó activamente en las batallas por la independencia. Los nombres de sus escuadrones, como Riobamba, Junín, San Lorenzo y Maypo, son un recordatorio constante de los enfrentamientos en los que intervinieron, hace más de dos siglos, luchando valientemente por la emancipación de nuestra patria y de otras naciones latinoamericanas.

Desde 1907, por disposición del entonces presidente Figueroa Alcorta, el Regimiento de Granaderos asumió la importante responsabilidad de ser la escolta presidencial, brindando seguridad y custodia tanto en la Casa de Gobierno como en la Quinta de Olivos. Además, los granaderos tienen la misión de transmitir y preservar el legado sanmartiniano, manteniendo viva la memoria del General y su lucha por la libertad.

Uno de los momentos más destacados en la historia de este regimiento ocurre cada 1° de marzo, cuando escoltan al presidente hacia el Congreso para la apertura de las sesiones legislativas. Esta ceremonia simbólica es un verdadero hito, donde el pasado y el presente se entrelazan, y se rinde homenaje a los primeros granaderos que sentaron las bases de nuestra independencia.

El Regimiento de Granaderos a Caballo también ha sido testigo de innumerables momentos históricos y visitas ilustres. Sus caballos han llevado a presidentes, ministros y embajadores de múltiples países, siendo testigos privilegiados de eventos trascendentales. Su imponente presencia y elegancia han dejado una impresión duradera en la memoria colectiva de nuestra sociedad.

Es imposible separar la historia de Argentina y Latinoamérica de la valiosa contribución del Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín”. Su legado perdura en cada desfile, en cada ceremonia, y en cada momento en el que representan a nuestro país. Estos jinetes y sus caballos, símbolos vivos de patriotismo y nobleza, continúan siendo guardianes de la tradición y el espíritu libertario que caracterizó a nuestros próceres.

El Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín” es mucho más que una unidad militar, es un pilar fundamental de nuestra historia y una manifestación tangible de nuestra identidad como nación. Su legado perdura en el tiempo y su presencia en la exposición Nuestros Caballos es una oportunidad para apreciar su majestuosidad y valor histórico.

No podemos olvidar que la grandeza de nuestra historia se construye a partir de hombres y mujeres que, como los granaderos, dedicaron sus vidas a la lucha por la libertad y la independencia. El Regimiento de Granaderos a Caballo es un recordatorio constante de que nuestra patria fue moldeada por héroes valientes que dejaron un legado imborrable.

En cada paso firme de los granaderos y en cada relincho de sus caballos, podemos escuchar el eco de nuestra historia, un recordatorio de que nuestra independencia fue forjada por el coraje y el sacrificio. El Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín” es el fiel guardián de ese legado histórico y simbólico que nos enorgullece como argentinos.

La formación y entrenamiento de los granaderos es un aspecto fundamental en el Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín”. Estos soldados de élite no solo se destacan por su impecable desempeño como escolta presidencial, sino también por su rigurosa preparación física, conocimientos técnicos y habilidades ecuestres.

Para formar parte de esta prestigiosa unidad, los aspirantes deben superar un exigente proceso de selección que incluye pruebas físicas, evaluación psicológica y entrevistas personales. Solo aquellos que demuestran un alto grado de compromiso, disciplina y vocación son elegidos para formar parte de los Granaderos.

Una vez seleccionados, comienza su arduo entrenamiento. Durante meses, los nuevos integrantes son sometidos a una intensa preparación física que incluye ejercicios de resistencia, fuerza y agilidad. Además, se les imparten conocimientos teóricos y prácticos sobre protocolo, seguridad y técnicas de equitación.

La equitación es una parte fundamental del entrenamiento de los granaderos. Aprenden a montar y controlar a los caballos de forma precisa y segura, desarrollando una estrecha conexión con sus monturas. Se les enseña a mantener una postura correcta, utilizar adecuadamente las riendas y las espuelas, y ejecutar maniobras específicas.

Pero el entrenamiento va más allá de lo físico y técnico. Los granaderos también reciben formación en valores y principios éticos, inculcándoles el respeto, la responsabilidad y el compromiso con la institución y el país. Se busca que sean ejemplos de honor y dedicación, tanto dentro como fuera del regimiento.

El trabajo en equipo es otro aspecto fundamental en la formación de los granaderos. Aprenden a coordinarse y comunicarse de manera efectiva durante los desfiles y las misiones de escolta presidencial. La sincronización de movimientos y la disciplina son clave para lograr la excelencia en su desempeño.

Cabe destacar que el proceso de formación y entrenamiento de los granaderos es continuo. Durante su servicio, participan en ejercicios y prácticas periódicas para mantener y perfeccionar sus habilidades. Además, reciben capacitación constante en nuevas técnicas y protocolos, adaptándose a los cambios y desafíos que surgen en el contexto actual.

Los granaderos son soldados altamente preparados y comprometidos. Su formación abarca desde el desarrollo físico y técnico hasta la promoción de valores y principios. Su selección rigurosa y su dedicación constante los convierten en una unidad de excelencia, capaz de cumplir su misión de escoltar y proteger al presidente con honor y profesionalismo.