Repaso por la vida de Aníbal Troilo, rey del bandoneón

Nos adentramos en lo que fue la vida del bandoneón mayor de la ciudad de Buenos Aires y del Tango, Aníbal Troilo que hoy descansa en el Cementerio de Chacarita.

Aníbal Troilo, conocido como “Pichuco”, fue uno de los mas grandes bandeoneonista de la Argentina, sino el mas grande. También oficio como compositor y director de orquesta de tango. Aníbal nació en Buenos Aires el 11 de julio de 1914 y falleció en la misma ciudad el 18 de mayo del año 1975.

Aníbal Troilo nació en la calle Cabrera 2937, entre Anchorena y Laprida, en pleno barrio del Abasto). Su padre, Aníbal Carmelo Troilo, le puso el seudónimo de “Pichuco”, que en el litoral significa “negrito”. Sobre su apodo, que lo acompañó desde niño, alguna vez ha contado el propio Aníbal: “mi padre tenía un amigo a quien llamaban Pichuco. Sobre mis primeras lágrimas de niño, con su dulzura de hombre, acaso feliz mi padre trató de calmarme: ‘Bueno,.. Pichuco… bueno’. Y me quedó para siempre”

El bandoneón lo atrapó cuando lo escuchó sonar en cafés de su barrio. Aníbal tenía 11 años y ya se había encandilado con unos bandoneonistas que tocaban durante los picnics que organizaba la sociedad La Fanfarria en los terrenos del antiguo Hipódromo Nacional, gastaba horas simulando tocar el fueye con un almohadón de pluma.

Troilo convenció a su madre para que le comprara uno. Felisa Bagnolo, su mamá, se lo compró a pagar en 14 cuotas; pero después de la cuarta cuota el vendedor desapareció y nunca reclamó el resto. Con ese bandoneón, “Pichuco” tocó casi toda su vida entera. Su primer contacto con el público fue a los 11 años, en un escenario próximo al Abasto, bullicioso mercado frutihortícola convertido hoy en un shopping center. Luego tuvo la experiencia de integrar una orquesta de señoritas y a la edad de los 14 años formó parte de un quinteto. Mantuvo sus estudios hasta tercer año en la reconocida Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini.

En diciembre del año 1930, Aníbal fue contratado para formar parte del famoso sexteto del violinista Elvino Vardaro, el pianista Osvaldo Pugliese y Alfredo Gobbi (hijo) (quien era apenas el segundo violín del conjunto, pero más tarde se haría célebre como director de orquesta). Allí conoció y tuvo como compañero a Ciriaco Ortiz, de quien Troilo más adelante se consideraría deudor. Ese sexteto no realizó ninguna grabación discográfica.

Aníbal Troilo
Aníbal Troilo

En 1931 realizó Troilo una breve incursión en la orquesta de Juan Maglio (Pacho). Al promediar ese año se reencontró con Ortiz en la orquesta Los Provincianos, una de las varias creadas por el sello Victor, fundamentalmente para grabaciones.

Más tarde, Aníbal se unió a una orquesta gigante formada por el violinista Julio De Caro para presentarse en un concurso en el Luna Park (estadio cerrado para boxeo y espectáculos diversos). Pasó luego brevemente por las orquestas de Juan D’Arienzo, Ángel D’Agostino, Luis Petrucelli y por la Orquesta Típica Victor, dirigida en ese momento por otro bandoneonista de nombradía, Federico Scorticati.

El 1 de julio de 1937 debutó, con su propia orquesta, en la boite Marabú. Un cartel anunciaba: “Todo el mundo al Marabú, la boite de más alto rango, donde Pichuco y su orquesta harán bailar buenos tangos”. Troilo jamás dejó de tener su Orquesta Típica, que al mismo tiempo varió constantemente de integrantes, y fue el mayor sobreviviente del desastre pergeñado por las productoras de discos y las emisoras de radio a partir de 1955, cuando todo lo popular y nacional se empezó a mirar de soslayo.

Suele decirse que en sus comienzos la orquesta de Aníbal Troilo tocaba “a la parrilla”, término que se utilizaba en la jerga del tango para designar en general a la música interpretada sin un arreglo escrito, cuente o no con ensayos previos. Evidentemente, la música de esta primera época contaba con arreglos relativamente simples, pero difícilmente pueda coordinarse la acción de once o doce músicos sin ninguna clase de partitura.

Pero luego, en las grabaciones de 1942, la orquesta de Aníbal comienza a tocar con arreglos escritos con mayor detalle, lo que le permite algunas sofisticaciones. Por esta época, Troilo comienza a delegar la responsabilidad de escribir arreglos en otros músicos, como Astor Piazzolla (que integró su orquesta entre 1939 y 1944), y aún después de dejar la orquesta, Piazzolla siguió arreglando ocasionalmente para Troilo. A partir de entonces, la música de su orquesta cambiará enormemente según el arreglista, aunque siempre conservando la gran precisión expresiva que la caracterizó desde sus comienzos.

Aníbal Troilo
Aníbal tocando

En esta época, la orquesta de Troilo se integra a un fenómeno de división del trabajo musical entre directores y arregladores / orquestadores, y de esta época son todas sus grabaciones junto al cantante Francisco Fiorentino, y algunas de las grabaciones con Alberto Marino.

Paralelamente a la disminución del trabajo en lugares bailables, el tempo de la orquesta comenzó a hacerse cada vez más lento, privilegiándose entonces otros aspectos de la música. Habitualmente, los últimos años cuarenta y la década del cincuenta son considerados como un momento de transición en la orquesta de Troilo. Durante este período, Troilo trabaja sucesivamente con los cantores Amadeo Mandarino, Alberto Marino, Floreal Ruiz, Edmundo Rivero, Aldo Calderón (la mejor media voz de la historia del tango) 7, Jorge Casal, Raúl Berón, Carlos Olmedo, Pablo Lozano.

Este proceso decantó alrededor de 1960, cuando nos encontramos con una orquesta en la que participan el pianista Osvaldo Berlingieri y los bandoneonistas Ernesto Baffa y más adelante Raúl Garello, que se desempeñaron también como arreglistas. Por esta época Troilo comienza a tocar arreglos de Julián Plaza (de temas cantados, como Te llaman malevo, registrado en 1957 con Ángel Cárdenas, e instrumentales, algunos del propio Plaza, como Danzarín). En este momento el sonido de la orquesta de Troilo ya ha cambiado definitivamente. En este período cantan con Aníbal: Roberto Rufino, Roberto Goyeneche, Elba Berón, Tito Reyes y Nelly Vázquez.

A partir de los años cincuenta y con mayor énfasis a partir de la segunda mitad de los sesenta, Troilo fue cediendo el primer bandoneón a otros ejecutantes, primero en los temas cantados, luego también en algunos instrumentales, dedicándose exclusivamente a dirigir la orquesta y no a tocar. Lo cual marca el ingreso a otra división del trabajo, ahora entre ejecutante y director, de la cual participaron las orquestas de Francisco Canaro y Juan D’Arienzo; pero la diferencia es que, en el caso de Troilo, no se trata de una incapacidad para ejecutar su instrumento, cosa que siguió haciendo en algunos solos instrumentales, o incluso durante temas enteros.

En 1953, Aníbal Troilo y Grela intervinieron en la obra musical “El patio de la Morocha”, de Cátulo Castillo, donde interpretaba el papel del bandoneonista Eduardo Arolas, pero esa no fue su única incursión en los escenarios; hasta días antes de su muerte participó en multitudinarias funciones en el teatro Odeón, en sociedad con el poeta Horacio Ferrer, sin saber que su vida estaba llegado a su fin.

Aníbal Troilo
Atahualpa Yupanqui y Aníbal Troilo

Desde la década de 1960 hasta sus últimas actuaciones, el sonido de la orquesta de Aníbal no cambió mayormente, anclándose en un estilo basado en efectos orquestales que suenan más o menos modernos pero nunca excesivamente complejos. Durante esta época fue arreglador Raúl Garello, como en casi todos los temas del mítico disco que Troilo graba junto a Goyeneche en 1971.

En cuanto a los cantores de Troilo, suele decirse que eran un instrumento más de la orquesta, donde la orquesta y el cantor ejecutan pausas y matices con un mismo sentido. Es llamativo, por ejemplo, cómo dos versiones de un mismo tango cantadas por dos cantores distintos (como El motivo, cantado por Goyeneche en 1961, y por Reyes en 1965, con el mismo arreglo) no difieren tanto.

En el año 1968, formó el Cuarteto Aníbal Troilo para grabar en Victor 11 tangos y una milonga. Lo acompañaban Ubaldo De Lío (guitarra), Rafael del Bagno (contrabajo) y Osvaldo Berlingieri (piano). Habría que sumar dos dúos de bandoneón con Astor Piazzolla en 1970, cuando registraron “El motivo (Pobre paica)”, de Cobián, y “Volver”, de Carlos Gardel. Se estima que Aníbal Troilo llego a tener casi un total de 485 grabaciones editadas, aunque se supone que existen varias otras que no llegaron al público.

El sonido del bandoneón de Troilo era fácilmente reconocible, y cambiaria relativamente poco a lo largo de su vida (comparado, por ejemplo, con el sonido resultante de la orquesta), y a través de las distintas agrupaciones. Se caracteriza por un fraseo impecable, por una forma muy particular, y también muy propia del tango, de decir las frases melódicas con su instrumento.

Los solos de bandoneón de Troilo eran habitualmente ejecutados con volumen bajo (incluso cuando toca sobre toda la orquesta, lo cual es asombroso) y con extrema delicadeza. Sus ejecuciones son eran delicadamente pausadas, pero no necesariamente lentas, y casi nunca tienen muchas notas rápidas, excepto cuando ejecuta variaciones. Las variaciones vendrían a ser un recurso propio del género que consiste en un solo ejecutado con rapidez sobre la melodía ya conocida del tango, que suele utilizar cuatro notas por cada tiempo del compás y encontrarse al final del tema).

Aníbal Troilo
Aníbal junto a Mercedes Sosa

Troilo compuso muchísimos temas buenos y ampliamente difundidos y versionados a lo largo de su carrera, tanto instrumentales como cantados. Sus composiciones se caracterizan por una relativa sencillez armónica y melodías muy bellas, simples pero no obvias. Entre los instrumentales se destacan la milonga “La trampera” y los tangos “Milonguero triste”, “Responso” y “Contrabajeando” (este último en colaboración con Piazzolla).

Entre lalgunas de sus obras mas cantadas y reconocidas estan: “Barrio de tango”, “Che bandoneón”, “Sur” y el vals “Romance de barrio”, todos ellos con letra de Homero Manzi; luego, “Desencuentro”, “La última curda”, “María y El último farol”, junto a Cátulo Castillo; “Garúa” y “Pa’ que bailen los muchachos”, con poesías de Enrique Cadícamo; “Toda mi vida” y “Mi tango triste” con letra de José María Contursi; y “Coplas”, sobre una poesía de Alberto Martínez.

El 3 de agosto de 1971 se casó por civil con la griega Zita (Ida Dudui Kalacci).​ Cuando su madre Felisa murió, como homenaje la pareja se casó por iglesia. El Bandoneón Mayor de Buenos Aires murió el 18 de mayo de 1975 en el Hospital Italiano, a causa de un derrame cerebral y sucesivos paros cardíacos; se encuentra sepultado en el Rincón de los Notables del cementerio de la Chacarita, al lado de Agustín Magaldi y Roberto Goyeneche.

El 17 de mayo de 1975, un día antes de su muerte, en el teatro Odeón, fue su última actuación. El espectáculo se titulaba Simplemente Pichuco y se escucharon Danzarín, A mis viejos, La última curda, Pa’que bailen los muchachos, Sur. Quedaron 64 composiciones entre tangos, valses y milongas. Y también un imaginario de actos nobles y buenos, de amistades blindadas, de sobremesas y correrías.

En 2005 el Congreso de la Nación Argentina declaró la fecha del 11 de julio (natalicio de Pichuco), como el Día Nacional del Bandoneón mediante la ley 26.035. Fue sancionada el 18 de mayo de 2005 y promulgada de hecho el 16 de junio de 2005. Los propulsores de esta ley fueron Francisco Torné, nieto de Zita Troilo, y el poeta Horacio Ferrer, amigo del músico y presidente de la Academia Nacional del Tango.

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