Ómnibus: el cuento de Cortázar que protagoniza el Cementerio de Chacarita

Ómnibus: el cuento de Cortázar que protagoniza el Cementerio de Chacarita

Ómnibus es una magnífica pieza literaria que se encuentra en el inigualable libro recopilatorio titulado “Bestiario”, obra maestra del extremadamente reconocido y amado escritor argentino Julio Cortázar. Este fascinante libro vio la luz en el año 1951 bajo el sello de la prestigiosa Editorial Sudamericana, y representa el primer trabajo publicado por Cortázar con su propio nombre y apellido, lo que sin duda marcó un hito importante en su prolífica carrera literaria.

“Bestiario” es una recopilación de ocho cuentos cautivadores, impregnados de un carácter fantástico y enigmático. A lo largo de estas historias, Cortázar logra transportarnos desde lo cotidiano hacia lo más inusual y extraño, siempre con ese toque distintivo que lo caracteriza y que lo convierte en uno de los grandes maestros de la literatura universal. En el caso específico del cuento “Ómnibus”, somos testigos del relato de un día en la vida de Clara, una madre dedicada que decide dejar a su hija al cuidado de su abuela para disfrutar de una tarde de encuentro con una amiga.

Para llegar a su destino, Clara se dirige a la parada del ómnibus 168, ubicada en la esquina de la Avenida San Martín y Nogoyá, en el pintoresco barrio de Villa del Parque. Y aquí es donde Cortázar despliega su genialidad, brindándonos descripciones detalladas y mágicas de los ambientes y espacios que rodean a nuestra protagonista, sumergiéndonos por completo en su fascinante universo narrativo.

Al llegar el colectivo, Clara aborda el ómnibus y paga su boleto, conocido coloquialmente como “boleto de quince”, es decir, aquel que le permite llegar hasta el barrio de Retiro. Sin embargo, desde el principio, Clara percibe cierta incomodidad por parte del chofer del ómnibus, quien no deja de observarla con una mirada juzgadora, como si la mujer hubiera cometido una atrocidad imperdonable.

Poco a poco, Clara va descubriendo la razón detrás de esa molestia. Todos los pasajeros, sin excepción, llevan consigo un ramo de flores, y se dirigen al Cementerio de Chacarita. Tanto los pasajeros como el conductor y su acompañante, ya que en aquel entonces los choferes de ómnibus eran acompañados por un guardia, consideran una falta de respeto que esta señorita no porte un ramo de flores en ese momento tan especial.

En un instante determinado, un joven sube al colectivo sin llevar consigo un ramo de flores, al igual que Clara y con el mismo destino. Esta coincidencia hace que Clara ya no se sienta tan avergonzada por la falta de flores en su mano. Sin embargo, al llegar al Cementerio de Chacarita, el ómnibus se vacía por completo, a excepción del joven, la mujer, el chofer y el guardia.

Es en ese preciso momento, durante el trayecto entre el Cementerio de Chacarita y Retiro, que el chofer comienza a mostrar signos de violencia, intentando levantarse repetidas veces de su asiento con la supuesta intención de lastimar a los dos pasajeros restantes. Conscientes del peligro, Clara y el joven deciden sentarse juntos para protegerse mutuamente y brindarse apoyo en medio de tan inquietante situación. Afortunadamente, gracias a diversas circunstancias que se suceden, el conductor es finalmente detenido y Clara y el joven llegan sanos y salvos a su destino, donde deciden comprar dos ramos de flores como señal de respeto.

A lo largo de este cautivador cuento, Cortázar nos deleita con múltiples menciones de distintas ubicaciones y lugares emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires. Entre estos se destacan el pintoresco barrio de Villa del Parque, el cruce de calles Tinogasta y Zamudio, la majestuosa Facultad de Agronomía, la esquina de la Avenida San Martín y Nogoyá, donde Clara aborda el ómnibus, la imponente torre de la Parroquia San Juan María Vianney, el emblemático Puente de la Avenida San Martín, el reconocido Hospital Alvear, el misterioso paredón de Chacarita, el célebre Cementerio de Chacarita, la emblemática Facultad de Derecho y, por último, pero no menos importante, Retiro o la hermosa Plaza San Martín.

No es de extrañar que este cautivador cuento haya sido objeto de análisis y debate por parte de los fervientes admiradores de Cortázar, quienes han escudriñado cada detalle de la historia, ofreciendo múltiples interpretaciones y reflexiones sobre su significado profundo. Incluso, algunos entusiastas han llegado a plasmar en un dibujo la ubicación exacta de los pasajeros dentro del ómnibus, así como la posición del conductor y su acompañante, en un intento por captar visualmente la esencia de esta enigmática narración.

Así, “Ómnibus” se erige como una joya literaria que destaca no solo por su trama cautivadora y su estilo inconfundible, sino también por la riqueza de detalles y lugares que nos sumerge de lleno en la ciudad de Buenos Aires y en la mente brillante de su autor, Julio Cortázar. Este cuento, como tantas otras obras maestras de Cortázar, perdurará en el tiempo, continuando su legado como uno de los exponentes más destacados de la literatura argentina y universal.

A continuación, hablaremos de Cortazar y su vínculo con Buenos Aires.

Hace 39 años, el mundo de las letras perdió a uno de sus grandes exponentes: Julio Cortázar. El reconocido escritor, nacido en Bélgica en 1914, tuvo una vida marcada por múltiples experiencias y una relación compleja con la ciudad que vio sus primeros pasos literarios: Buenos Aires. A lo largo de su vida y obra, Cortázar osciló entre la fascinación y el desencanto hacia la capital argentina, dejando un legado inmortal en la cultura porteña y el mundo del tango.

El Barrio Rawson, situado en la pintoresca zona de Agronomía, se convierte en un escenario cargado de significado al hablar de la relación de Cortázar con Buenos Aires. En este barrio, específicamente en la calle que lleva su nombre, Julio Cortázar vivió junto a su madre y su hermana desde 1934 hasta 1951, antes de partir hacia París. El edificio en el que residieron conserva su fachada y puerta de entrada originales, como testigos silenciosos de aquella etapa en la vida del escritor. El clima y la esencia de este barrio residencial quedaron plasmados en varios de sus cuentos, como en el relato “Ómnibus”, perteneciente a su primer libro de cuentos, Bestiario.

En este cuento, Cortázar describe magistralmente el ambiente de Villa del Parque, un barrio que se torna desértico y luminoso al caer la tarde. La protagonista, Clara, camina por las calles vacías y se sumerge en la atmósfera singular de Buenos Aires. Cortázar tenía la habilidad de captar los detalles más íntimos y cotidianos de la ciudad, retratando sus calles, personajes y atmósferas de manera única.

La relación de Cortázar con Buenos Aires siempre fue compleja y ambivalente. A lo largo de su vida, el escritor experimentó un constante tironeo entre la atracción y el desapego hacia la ciudad. Diego Tomasi, autor del libro “Cortázar por Buenos Aires, Buenos Aires por Cortázar”, destaca que cuando Cortázar estaba en Buenos Aires, sentía la necesidad de alejarse, pero cuando estaba fuera, ya sea en París o en otras localidades argentinas, anhelaba volver. Esta dualidad se refleja en su literatura, donde la ciudad porteña se convierte en un escenario atractivo y lleno de posibilidades narrativas.

A pesar de vivir la mayor parte de su vida en Francia, Cortázar mantuvo un contacto constante con Buenos Aires a través de cartas. Su correspondencia con su madre, su hermana, sus amigos y sus editores se convirtió en el vínculo que lo conectaba con la ciudad. Miles de cartas escritas prácticamente a diario reflejan su profundo apego a Buenos Aires y su necesidad de mantenerse conectado con ella.

Sin embargo, es importante señalar que la relación de Cortázar con la ciudad no estuvo exenta de controversias y críticas. En 1946, se publicó su cuento “Casa tomada” en la revista “Sur”, el cual generó una gran polémica. El cuento fue considerado una crítica social y política hacia la Argentina de la época, lo que le valió la censura por parte de las autoridades. Esta situación marcó un quiebre en la relación de Cortázar con el gobierno argentino y profundizó su distanciamiento de la ciudad.

A pesar de los altibajos y contradicciones, el legado de Julio Cortázar en la cultura porteña es innegable. Su obra literaria, llena de experimentación y ruptura de estructuras narrativas, dejó una marca indeleble en la literatura argentina y latinoamericana. Sus relatos cortos como “Las babas del diablo”, “Final del juego” y “La noche boca arriba”, entre muchos otros, exploran temas universales y capturan la esencia de la vida urbana en Buenos Aires.

Además de su influencia en la literatura, Cortázar también dejó su huella en el ámbito musical de la ciudad. Su pasión por el tango se reflejó en su relación con el músico argentino Astor Piazzolla. Juntos, crearon la “Suite Troileana”, una obra que fusiona la literatura de Cortázar con la música de Piazzolla, homenajeando al bandoneonista y compositor Aníbal Troilo. Esta colaboración única entre dos grandes artistas argentinos es un ejemplo de cómo la obra de Cortázar trascendió las fronteras de la literatura y se entrelazó con otros ámbitos creativos.

En la actualidad, el legado de Julio Cortázar sigue vivo en Buenos Aires. Su figura es recordada y celebrada a través de diferentes homenajes, como la Feria del Libro de Buenos Aires, donde se realizan actividades y charlas sobre su obra. Además, su antigua casa en el Barrio Rawson se ha convertido en un lugar de interés turístico y cultural, donde los admiradores pueden sumergirse en el ambiente que inspiró al escritor.

La relación de Julio Cortázar con Buenos Aires fue compleja y contradictoria, pero su influencia perdura en la ciudad que lo vio nacer y en la que encontró la inspiración para crear algunas de sus obras más destacadas. A través de su literatura y su visión única de la realidad urbana, Cortázar dejó un legado que sigue resonando en la cultura porteña y continúa inspirando a nuevas generaciones de escritores y artistas.

Para finalizar, te invitamos a que conozcas distintos cuentos y/o libros de Cortázar que valen la pena leer:

En primer lugar, “Rayuela” es considerada una de las novelas más influyentes del siglo XX y representa una verdadera joya de la literatura experimental. Publicada en 1963, la novela desafía las convenciones narrativas tradicionales al presentar múltiples caminos y formas de lectura. Cortázar propone dos maneras de abordar la historia, el “Camino de la experiencia” y el “Camino de la lectora”. El primero sigue el orden lineal de los capítulos, mientras que el segundo se sumerge en un laberinto no lineal, donde el lector debe saltar de capítulo en capítulo según las indicaciones del autor.

A través de esta estructura, Cortázar no solo invita a una experiencia de lectura interactiva, sino que también explora temas como la búsqueda de la identidad, el amor, la soledad y la conexión humana. La novela presenta una serie de personajes complejos, como el protagonista Horacio Oliveira y su amor obsesivo, la Maga. “Rayuela” se convierte en un juego literario que rompe las barreras entre la ficción y la realidad, desafiando las expectativas del lector y cuestionando la naturaleza misma de la escritura.

Pasando a “El libro de Manuel”, esta obra, publicada en 1973, se sumerge en una narrativa política y socialmente comprometida. Ambientada en un futuro distópico, la novela presenta un mundo en el que la revolución ha triunfado, pero no ha logrado transformar completamente la sociedad. Cortázar utiliza una variedad de técnicas narrativas, como cartas, diarios y fragmentos de diálogos, para contar la historia desde múltiples perspectivas y dar voz a diferentes personajes.

La trama se centra en la figura de Manuel, un líder revolucionario, y su misteriosa desaparición. A través de esta historia, Cortázar reflexiona sobre temas como la opresión, la libertad y la lucha por la justicia social. La novela también examina las dinámicas de poder y las contradicciones ideológicas presentes en los movimientos revolucionarios. “El libro de Manuel” es una llamada a la reflexión sobre la importancia de la resistencia y la necesidad de buscar una sociedad más justa.

Por último, “Divertimento”, publicado en 1986, es una colección de relatos breves que exhibe la versatilidad y la creatividad de Cortázar en el género del cuento. Cada relato presenta una historia única y sorprendente, donde se entrelazan la realidad y la fantasía de manera inesperada. Desde situaciones absurdas hasta mundos mágicos, Cortázar invita al lector a sumergirse en su imaginación desbordante y a cuestionar los límites de lo posible.

A lo largo de los relatos, Cortázar juega con la estructura narrativa convencional y desafía las expectativas del lector. Utiliza técnicas como la multiplicidad de voces, los cambios abruptos de perspectiva y los finales abiertos para crear una experiencia literaria cautivadora. Cada cuento de “Divertimento” revela la maestría de Cortázar al construir tramas intrigantes y personajes memorables, capturando la esencia de su estilo inimitable.

En resumen, “Rayuela” es una novela revolucionaria en su estructura y estilo, invitando al lector a explorar diferentes caminos narrativos. “El libro de Manuel” aborda temas políticos y sociales desde una perspectiva distópica, reflexionando sobre la opresión y la lucha por la justicia social. “Divertimento” es una colección de relatos breves que muestra la versatilidad y creatividad de Cortázar en el género del cuento. Estas obras, junto con las mencionadas previamente, conforman el legado literario de Julio Cortázar, un autor que desafió las convenciones y dejó una marca indeleble en la literatura universal.

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