74° aniversario de la promulgación de la Ley que instituyó el voto femenino

4° aniversario de la promulgación de la Ley que instituyó el voto femenino

El gobierno de Juan Domingo Perón promulgaba hace 74 años (un 23 de septiembre de 1947) la Ley 13.013 que instituyó el voto femenino en el país, y en homenaje a esa fecha se conmemora hoy el Día Nacional el Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer.

La cara de esta lucha fue Evita Perón. Es imposible hablar de la historia argentina sin mencionar a una de las figuras más influyentes y carismáticas que haya existido en el país: Eva Duarte de Perón, o como fue y sigue siendo amada y recordada, Evita. Nacida el 7 de mayo de 1919 en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, Evita dejó una huella imborrable en la vida política y social de Argentina.

Desde sus primeros años, Evita demostró un espíritu inquebrantable y una determinación incansable. Criada en una familia humilde, su infancia estuvo marcada por las dificultades económicas y las limitaciones impuestas a las mujeres de la época. Sin embargo, su carácter resiliente y su deseo de superación la llevaron a tomar la decisión de buscar un futuro mejor en la ciudad de Buenos Aires.

Fue en la capital argentina donde Evita encontró su vocación en el mundo del espectáculo. Su talento innato para el arte escénico y su deslumbrante presencia en el escenario la llevaron a destacarse en el ámbito del teatro y la radio. Su belleza y carisma cautivaron al público, convirtiéndola en una figura popular en la década de 1940.

Sin embargo, el verdadero punto de inflexión en la vida de Evita ocurrió cuando conoció al que sería su compañero de vida y futuro presidente de Argentina, Juan Domingo Perón. Su matrimonio con Perón no solo marcó el comienzo de una relación amorosa profunda, sino también el inicio de una asociación política y social que cambiaría el rumbo del país.

Como primera dama de Argentina, Evita se convirtió en la voz y el rostro de los más desfavorecidos. Su pasión por ayudar a los menos privilegiados y su incansable lucha por los derechos de los trabajadores la llevaron a fundar la Fundación Eva Perón, una organización benéfica sin precedentes. A través de esta fundación, Evita implementó programas sociales revolucionarios que brindaron asistencia médica, vivienda, educación y empleo a los sectores más vulnerables de la sociedad.

La dedicación de Evita hacia los más necesitados y su carácter compasivo y empático la convirtieron en una líder admirada y adorada por las masas. Su figura trascendió las barreras sociales y políticas, llegando a ser considerada la “abanderada de los humildes”. La conexión emocional que estableció con el pueblo argentino fue tan profunda que aún hoy en día su nombre evoca un sentimiento de gratitud y admiración en los corazones de muchos.

Sin embargo, el camino de Evita estuvo plagado de desafíos y detractores. Su creciente influencia y poder despertaron el recelo de algunos sectores conservadores y de las élites tradicionales del país. Pero Evita no se dejó amedrentar y continuó su lucha por la justicia social, la igualdad y la mejora de las condiciones de vida de los más desfavorecidos.

Trágicamente, la vida de Evita se vio truncada prematuramente debido a su fallecimiento el 26 de julio de 1952, a la edad de 33 años, a causa de un cáncer. Su muerte sumió a toda la nación argentina en un profundo luto, dejando un vacío irreparable en el corazón del pueblo.

A pesar de su corta vida, el legado de Evita perdura hasta el día de hoy. Su impacto en la historia argentina y su contribución a la lucha por la justicia social y la igualdad siguen siendo reconocidos y valorados. Evita es recordada como una líder carismática, una defensora incansable de los derechos de los trabajadores y una voz para aquellos que no tenían voz.

El pueblo argentino celebra y honra el legado de Evita con admiración y respeto. Su imagen y sus palabras continúan inspirando a aquellos que buscan construir un país más justo y equitativo. Evita Perón, una mujer extraordinaria que dedicó su vida a luchar por los más necesitados, siempre será recordada como un ícono en la historia de Argentina, un símbolo de esperanza y una guía en la búsqueda de un futuro mejor. Su legado perdurará para las generaciones venideras, manteniendo viva su memoria y su espíritu eternamente en el corazón del pueblo argentino.

En base a esta norma, impulsada por Eva Perón y sancionada por el Congreso de la Nación, las mujeres obtuvieron el derecho al sufragio y la potestad de ser elegidas con las mismas prerrogativas que regían hasta entonces solo para los hombres. Esta histórica ley representó un hito en la lucha por la igualdad de género en Argentina y marcó un antes y un después en la participación política de las mujeres en el país.

En la Argentina, las primeras mujeres que se ocuparon del tema de la participación política y el sufragio femenino fueron las militantes del Partido Socialista (PS) y las anarquistas. Desde principios del siglo XX, estas valientes mujeres comenzaron a luchar por la igualdad de derechos y oportunidades, siguiendo el ejemplo de las europeas que ya habían iniciado esta causa. Fundaron agrupaciones en defensa de los derechos cívicos de la mujer, con el objetivo de ampliar su participación en la vida política del país.

Antes de ser elegido presidente, Juan Domingo Perón promovió desde la Secretaría de Trabajo y Previsión una política dirigida a las mujeres. En ese ámbito, creó la División de Trabajo y Asistencia a la Mujer, dejando en claro su apoyo a la iniciativa del voto femenino. Para impulsar esta causa, se constituyó la Comisión Pro Sufragio Femenino, que solicitó al Ejecutivo el cumplimiento de las Actas de Chapultepec, por las cuales los países firmantes que aún no habían otorgado el voto a la mujer se comprometían a hacerlo.

El 3 de septiembre de 1945, la Asamblea Nacional de Mujeres, presidida por Victoria Ocampo, resolvió rechazar el voto otorgado por un gobierno de facto y reclamó que el Gobierno fuera asumido por la Corte Suprema. Su lema era claro: “Sufragio femenino pero sancionado por un Congreso elegido en comicios honestos”. El peronismo retomó esta cuestión y, una vez en la Presidencia, llevó a cabo una campaña encabezada por Eva Perón para promover el voto femenino.

La primera dama, durante los primeros años del gobierno justicialista, desplegó una intensa actividad para promover el voto femenino. Mantuvo reuniones con legisladores, participó en actividades con mujeres y transmitió mensajes a través de las radios, convirtiéndose en la voz de los derechos que durante décadas las mujeres habían reclamado. Como resultado de estos esfuerzos, el 9 de septiembre de 1947, el Congreso sancionó la ley que, días después, sería promulgada por el Poder Ejecutivo.

La implementación de la Ley 13.010 implicó que el Estado argentino tuviera que crear un nuevo sistema de registro y documentación de la identidad de las personas, a fin de elaborar los padrones electorales. Hasta entonces, se utilizaba la Libreta de Enrolamiento (LE), un documento de identidad que solo poseían los varones nativos o nacionalizados. Este documento fue creado en 1911 para implementar la Ley Sáenz Peña de voto secreto y obligatorio para los varones. Sin embargo, con la nueva ley, se abrió la posibilidad de que todas las mujeres argentinas pudieran ejercer su derecho al voto.

La Ley 13.010 tuvo un impacto político significativo. En las elecciones presidenciales de agosto de 1951, la Confederación General del Trabajo (CGT) propuso la candidatura a vicepresidenta de la Nación de Eva Perón. Aunque ella declinó la postulación debido a su enfermedad y a la presión ejercida por factores de poder, esto evidenció el reconocimiento y la importancia que adquirió la participación política de las mujeres en el país.

El 11 de noviembre de 1951 se celebraron las elecciones presidenciales, que contaron con un padrón de 8.613.998 personas, en contraste con los 3.405.173 ciudadanos que participaron en las elecciones realizadas seis años antes. En medio de su enfermedad, Eva Perón ejerció su derecho cívico desde la cama de un hospital, donde se trasladaron las autoridades de la mesa electoral que le correspondía. Las mujeres acudieron masivamente a votar, con una participación superior al 90%, y en la Cámara baja fueron elegidas 23 diputadas, mientras que seis senadoras obtuvieron una banca en la Cámara alta.

La lucha por el sufragio femenino, encabezada por Eva Perón y apoyada por el peronismo, fue un logro trascendental para la igualdad de género en Argentina. La ley abrió las puertas a la participación política plena de las mujeres, reconociendo su capacidad y derecho a ejercer su voz en la construcción de la nación. El legado de Eva Perón como promotora y defensora de los derechos de las mujeres continúa siendo un símbolo de inspiración y empoderamiento para las generaciones presentes y futuras.

La conquista del voto femenino no solo fue un avance democrático, sino también un paso importante en el camino hacia una sociedad más justa e inclusiva. La participación activa de las mujeres en la vida política del país ha permitido ampliar las perspectivas y poner en agenda temáticas relevantes para la equidad de género, la igualdad de oportunidades y el desarrollo integral de la sociedad.

Es importante destacar que, si bien hubo intentos de limitar el derecho al voto femenino, estos no lograron prosperar y la ley se mantuvo en vigor. La lucha y la resistencia de organizaciones de derechos humanos, grupos feministas y la sociedad en general fueron fundamentales para preservar este derecho adquirido.

Eva Perón dejó un legado imborrable en la historia de Argentina y en la lucha por los derechos de las mujeres. Su incansable dedicación y su compromiso con los más vulnerables, sumados a su firme convicción en la igualdad de género, la han convertido en un símbolo de la lucha por la justicia social y la igualdad. Su figura continúa siendo venerada y recordada en el corazón de los argentinos como una líder carismática y una defensora incansable de los derechos de las mujeres.

En conclusión, gracias a la persistencia y al trabajo incansable de Eva Perón, las mujeres argentinas lograron obtener el derecho al voto y la posibilidad de ser elegidas con las mismas prerrogativas que los hombres. Su legado perdura en la memoria colectiva de la nación, y su figura sigue siendo un faro de inspiración para aquellos que luchan por la igualdad y la justicia social. Eva Perón, una mujer excepcional y valiente, marcó un antes y un después en la historia de Argentina y en la lucha por los derechos de las mujeres en todo el mundo.

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En los últimos años, el reconocimiento y la valoración del papel de las mujeres en la sociedad han experimentado avances significativos. La lucha por la igualdad de género ha ganado fuerza y se ha convertido en una prioridad en muchos países, y Argentina no es la excepción.

El cuarto aniversario de la promulgación de la Ley que instituyó el voto femenino es un momento oportuno para reflexionar sobre el progreso alcanzado y los desafíos que aún persisten. Si bien es cierto que el voto femenino representó un hito trascendental en la historia de Argentina, no debemos olvidar que la igualdad de género va más allá del derecho al sufragio.

A lo largo de los años, las mujeres han demostrado su capacidad y su compromiso en todas las áreas de la sociedad, desde la política hasta la ciencia, la educación, el arte y los negocios. Sin embargo, aún enfrentan barreras y obstáculos que limitan su pleno desarrollo y participación. La brecha salarial, la violencia de género, la falta de representación en los espacios de toma de decisiones y los estereotipos de género son solo algunos de los desafíos a los que se enfrentan las mujeres en su búsqueda de la igualdad.

Es fundamental que continuemos trabajando juntos para eliminar estas barreras y construir una sociedad más justa e inclusiva. La educación juega un papel fundamental en este proceso, ya que es a través de la educación que podemos fomentar la igualdad de oportunidades y promover una cultura de respeto y equidad.

Además, es importante destacar la importancia de la participación de los hombres en esta lucha. La igualdad de género no es solo una responsabilidad de las mujeres, sino de toda la sociedad. Los hombres también deben ser aliados en la promoción de la igualdad, cuestionando los roles tradicionales de género y abogando por un cambio real y duradero.

En este sentido, el legado de Eva Perón y su lucha incansable por los derechos de las mujeres continúa siendo relevante y vigente. Su dedicación y compromiso han dejado una huella imborrable en la historia de Argentina y en la conciencia colectiva del país. Su figura sigue siendo un símbolo de empoderamiento y un recordatorio de la importancia de la igualdad de género.

En el cuarto aniversario de la promulgación de la Ley que instituyó el voto femenino, es necesario reafirmar nuestro compromiso con la igualdad de género y seguir trabajando juntos para alcanzarla. La participación activa y significativa de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad es esencial para construir un futuro mejor y más justo.

En conclusión, la promulgación de la Ley que instituyó el voto femenino en Argentina fue un logro trascendental en la lucha por la igualdad de género. Sin embargo, todavía hay mucho trabajo por hacer. Debemos seguir abogando por la igualdad de oportunidades, la eliminación de la violencia de género y la representación equitativa de las mujeres en todos los espacios. Solo a través de la colaboración y el compromiso de toda la sociedad podremos lograr una Argentina más justa y equitativa para todos.

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